El insomnio es un trastorno del sueño que se caracteriza por la dificultad para conciliar el sueño, así como para poder permanecer dormido o levantarse temprano. Es uno de los trastornos que más prevalencia tiene en las consultas médicas y psicológicas, tal es así que entre un 25% y un 35% de la población española ha sufrido insomnio transitorio consecuencia del estrés, lo que le hace uno de los trastornos más conocidos por la población general. Ahora bien, estos datos también son consecuencia de que este trastorno tiene un alto porcentaje de personas que asisten a la consulta médica o psicológica para iniciar un tratamiento, algo que también muestra el gran peligro que supone para la calidad de vida de quien lo sufre.
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El insomnio transitorio del sueño
El insomnio transitorio se caracteriza porque su duración es menor a 7 días, suele ser causa de estrés emocional y debido a la falta de horas y calidad del sueño presenta síntomas como: dificultad para concentrarse, falta de energía, fatiga, irritabilidad y alteraciones del comportamiento. Las causas de este trastorno son variadas, pero destaca ser consecuencia de alteraciones emocionales fruto de una situación de fuerte ansiedad, estrés, preocupación o miedo, aunque también pueden jugar un papel importante causas medioambientales o cambios bruscos de horario, así como la toma de sustancias estimulantes durante la tarde-noche o el consumo de alcohol que empeora drásticamente la calidad del sueño.
Tradicionalmente, cuando el insomnio es transitorio suele tratarse con fármacos hipnóticos durante los pocos días que dura este trastorno. Sin embargo, esta forma de tratamiento tiene el peligro de generar una dependencia a este tipo de fármacos, peligro que es aún mayor por la alta automedicación de la población general. Esto último puede derivar en la aparición recurrente del insomnio por el efecto de abstinencia provocado por los fármacos hipnóticos. Por ello, otra forma de enfocar el tratamiento de este trastorno transitorio es prevenir su causa principal: el estrés.
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Técnicas para mejorar la calidad del sueño
Técnica de respiración
Para ello, utilizaremos la técnica de respiración abdominal, que consiste en reducir la tensión física gracias a una respiración correcta y profunda, inspirando de forma constante hasta la parte inferior de nuestros pulmones, tras ello hacer una breve pausa para después espirar de forma lenta y centrándose en las sensaciones que nos produce este tipo de respiración. Practicarlo regularmente puede ayudar para reducir nuestros niveles de estrés.
Técnica de la reestructuración cognitiva
También, para conseguir estos niveles podemos utilizar la técnica de la reestructuración cognitiva, que se basa en que nuestras interpretaciones de la realidad tienen poco que ver con los sucesos reales y esta mala interpretación nos genera ansiedad y estrés. Para poder conseguir una postiva interpretación de la situación debemos: identificar los pensamientos erróneos en una situación que nos están produciendo el estrés, para analizarlos detenidamente y poder modificar este pensamiento que no era totalmente cierto por uno más realista y que nos genera un menor estrés.
Gestión de situaciones ambientales
Además, también nos sirve de gran ayuda evitar las situaciones que nos pueden dificultar, conciliar o mantener el sueño. Estas situaciones a evitar son: los dispositivos electrónicos en la cama, hacer ejercicio cerca de la hora de acostarse, cualquier tipo de luz, comidas copiosas antes de dormir, alcohol y siestas de más de media hora. En resumen, debemos cuidar nuestro ambiente de sueño y evitar subir nuestros niveles de estrés para evitar el insomnio transitorio.
Por Vicente Rodríguez Romero-Nivea