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5 consejos para gestionar las rabietas de mi hijo

Una rabieta, berrinche o pataleta, es una conducta emocional disruptiva expresada en forma de llanto y disgusto exagerado. Aunque sea algo universal, en el que entre el 50-80% de los niños infantiles entre 2 y 4 años se hayan presentado, no por ello se debe postergar su atención de forma inmediata, ya que a la larga, puede conllevar el desarrollo de problemáticas o trastornos mayores.

Dependiendo de qué autores consultemos, podemos encontrarnos con varias definiciones al respecto. Para algunos, es una forma de comunicación en donde el niño expresa sus necesidades. Para otros, es una conducta que surge desde la sensación de impotencia del niño, cuando alguien le niega o no le permite llegar a sus deseos, como puede ser un juguete o su postre favorito.

En lo que parece que se ponen de acuerdo todos estos autores, es que se trata de un problema tanto para los padres, que pueden no saber cómo manejar la situación, como para el niño, ya que como hemos dicho, si no se soluciona de forma temprana puede desencadenar en otros problemas más graves.

A continuación ofrecemos unos consejos para prevenir y manejar las rabietas, además de qué otros aspectos es importante evitar.

Cómo prevenir las rabietas

  • Evitar que situaciones que fomenten las rabietas: hambre, sueño, etc.
  • Establecer una serie de normas claras y adaptadas para que el niño las entienda y que puedan ser generalizables tanto en el espacio como en el tiempo.
  • Reforzar comportamientos positivos que deseemos instaurar en el comportamiento niño.
  • Fomentar la expresión de los sentimientos del niño, para que cuando necesite algo sea capaz de comunicarlo.

Cómo manejar las rabietas

  • Ofrecer al niño una conducta alternativa preferible para atenderle. Un ejemplo sería: “Cuando te sientes en la mesa y te tranquilices, hablamos”.
  • La técnica de extinción, que consiste en ignorar la rabieta.
  • Si la rabieta se produce en un momento en el que el niño tenga que hacer una obligación, será importante que acabe cumpliendo con ella. Es decir, que la rabieta no sustituya a la obligación.
  • Decirle al niño qué es lo que estás sintiendo con su comportamiento. Decirle que te estás enfadando con lo que está haciendo.
  • Si el niño se ha calmado o ha dejado de llorar, decirle que nos gusta que esté así de tranquilo, que así sí se puede hablar con él.

Aspectos a evitar cuando tu hijo sufra una rabieta

  • Gritarle.
  • Pegarle.
  • Ceder a su petición.
  • Intentar razonar con él.

Es importante, al menos, evitar estos cuatro aspectos, ya que si no lo hacemos aumentamos la probabilidad de que la rabieta empeore y se repita en un futuro.

No obstante, estas recomendaciones son sólo unas posibles estrategias a utilizar en este tipo de casos, pero sería recomendable recibir el asesoramiento de un profesional que nos pudiese garantizar la adecuada aplicación de las mismas y un análisis fiable de los factores que están contribuyendo en el desarrollo de este tipo de conductas por parte del niño.

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