Desde hace varias décadas, la Psicología ha centrado muchos de sus esfuerzos en comprender el malestar, los trastornos psicológicos y las causas del sufrimiento humano. Sin embargo, con el paso del tiempo, y gracias al impulso de investigadores como Martin Seligman o Mihály Csíkszentmihályi, comenzó a abrirse paso una mirada diferente y complementaria: la Psicología Positiva. Una corriente que no niega el sufrimiento, pero que también se enfoca en las posibilidades de crecimiento, en las virtudes humanas y en aquello que da sentido y calidad a nuestras vidas.
Hoy queremos compartir desde nuestra experiencia como psicólogos una reflexión cercana y práctica sobre cómo podemos usar la Psicología Positiva para centrarnos en nuestras fortalezas personales y diseñar una vida más plena y coherente con quienes somos en esencia.
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¿Qué es la Psicología Positiva?
La Psicología Positiva no es una moda ni un discurso optimista sin fundamento. Es una rama de la Psicología científica que estudia de forma rigurosa aquello que hace que las personas, los grupos y las organizaciones prosperen. Se interesa por las emociones positivas, las fortalezas del carácter, el sentido de vida, la resiliencia, la gratitud, la creatividad, la compasión y el compromiso.
En lugar de centrarse únicamente en lo que está roto o necesita reparación, esta mirada propone una visión más equilibrada del ser humano, reconociendo nuestras capacidades y ayudándonos a cultivarlas.
Tal como lo definió Seligman, uno de sus impulsores, la Psicología Positiva busca “construir una ciencia de las fortalezas humanas” para potenciar el bienestar, y no simplemente reducir el malestar.
¿Por qué centrarnos en las fortalezas personales?
Cada uno de nosotros posee una serie de rasgos, capacidades y talentos que nos diferencian y nos dan valor. Estas fortalezas personales, cuando las identificamos y entrenamos, pueden convertirse en un motor poderoso para el cambio, el logro de metas y el bienestar subjetivo.
Numerosos estudios han demostrado que centrarnos en nuestras fortalezas mejora la autoestima, la motivación, el rendimiento laboral, la resiliencia y la satisfacción vital. No se trata de ignorar nuestras debilidades, sino de entender que nuestro crecimiento no parte necesariamente de corregir lo que no funciona, sino de hacer más de aquello que ya hacemos bien.
Imaginemos por un momento lo que sucede cuando una persona creativa, empática y perseverante empieza a poner en juego esas cualidades en su día a día. No sólo aumenta su productividad, sino que también mejora su estado de ánimo y se conecta más con su propósito.
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¿Cómo identificar nuestras fortalezas personales?
El primer paso en este camino es mirar hacia dentro con honestidad y curiosidad. Muchas veces, por costumbre, por inseguridad o por haber recibido mensajes negativos en el pasado, olvidamos o pasamos por alto nuestras virtudes. Por eso, necesitamos detenernos y reconectar con aquello que nos hace únicos.
Aquí van algunas estrategias sencillas que solemos trabajar en terapia para facilitar este proceso:
1. Revisar momentos de orgullo o logro
Reflexionemos sobre situaciones pasadas en las que nos sentimos especialmente satisfechos, útiles o realizados. ¿Qué características personales estaban presentes en esos momentos? ¿Qué habilidades pusimos en marcha?
2. Pedir feedback a personas cercanas
A veces, los demás ven en nosotros cosas que no alcanzamos a reconocer. Preguntar a amigos, familiares o colegas en qué creen que destacamos puede ofrecernos pistas valiosas.
3. Usar cuestionarios validados
Existen herramientas como el test VIA de Fortalezas del Carácter (disponible en español) que permiten identificar nuestras fortalezas principales de forma objetiva. Esta evaluación fue desarrollada por Peterson y Seligman y clasifica 24 fortalezas agrupadas en 6 virtudes universales.
Entrenando nuestras fortalezas: un plan desde la Psicología Positiva
Una vez que hemos identificado nuestras fortalezas, el siguiente paso es cultivarlas. Como cualquier habilidad, las fortalezas personales pueden entrenarse con intención, práctica y constancia. Aquí proponemos un plan estructurado desde la Psicología Positiva, pensado para acompañarnos en este proceso de crecimiento:
Paso 1: Identificar nuestras fortalezas principales
Tal como mencionamos antes, usar el test VIA puede ser una gran herramienta de partida. Este test identifica tus 5 fortalezas personales principales, también llamadas “fortalezas firma”. Una vez identificadas, escríbelas y reflexiona sobre ellas. ¿En qué contextos las has usado? ¿Te representan? ¿Cómo te hacen sentir?
Ejemplo: Si una de tus fortalezas es la gratitud, quizás notes que sueles valorar los gestos de los demás, agradecer sinceramente y recordar los favores con afecto.
Paso 2: Planificar actividades semanales para ejercitar tus fortalezas
Elige una de tus fortalezas principales y piensa en una actividad concreta que puedas realizar esa semana para ponerla en práctica. No tiene que ser nada complejo. Lo importante es que sea intencional y que te comprometas con ello.
Ejemplo:
- Fortaleza: Perseverancia
- Actividad: Retomar un proyecto personal que habías abandonado y avanzar al menos una hora por día.
Al final de la semana, reflexiona: ¿Cómo te sentiste al ejercitar esa fortaleza? ¿Qué impacto tuvo en tu estado de ánimo y motivación?
Puedes repetir el mismo ejercicio con una fortaleza distinta cada semana.
Paso 3: Establecer metas significativas y realistas
Desde la Psicología Positiva, las metas que verdaderamente promueven el bienestar no son aquellas que están impuestas desde fuera, sino aquellas que conectan con nuestros valores, deseos y fortalezas.
Te proponemos el siguiente esquema para formular tus objetivos:
- Específico: ¿Qué quiero lograr?
- Medible: ¿Cómo sabré que lo estoy logrando?
- Alcanzable: ¿Es realista para mi situación actual?
- Relevante: ¿Por qué es importante para mí?
- Temporal: ¿Para cuándo quiero lograrlo?
Ejemplo de meta significativa:
- Quiero mejorar mi capacidad de escucha activa para fortalecer mis relaciones personales. Me comprometo a practicar esta habilidad con mi pareja y amigos durante las próximas cuatro semanas, prestando atención consciente a no interrumpir, validar lo que me dicen y hacer preguntas que demuestren interés.
Paso 4: Registrar y celebrar los avances
Muchas veces subestimamos nuestros logros y no les damos el valor que merecen. Llevar un diario o una libreta donde registremos cómo ponemos en práctica nuestras fortalezas, los logros alcanzados, las emociones positivas que experimentamos y los aprendizajes adquiridos, puede ser una herramienta poderosa.
Además, celebrar estos avances, por pequeños que sean, fortalece la motivación intrínseca y refuerza una narrativa positiva de nosotros mismos.
Paso 5: Cultivar una mentalidad de crecimiento
El proceso de desarrollo personal no es lineal. Habrá momentos de entusiasmo y otros de estancamiento o frustración. Lo importante es adoptar una mentalidad de crecimiento, que nos permita entender que el talento y las fortalezas no son algo fijo, sino capacidades que podemos seguir desarrollando con esfuerzo y aprendizaje.
Desde la Psicología Positiva trabajamos para sustituir el juicio por la curiosidad, el miedo al error por la apertura a aprender, y la autocrítica destructiva por el autocuidado.
Fortalezas personales: algunas claves para su cultivo
A continuación, compartimos algunas de las fortalezas más estudiadas en Psicología Positiva y formas cotidianas de entrenarlas:
- Gratitud: Escribir cada noche tres cosas por las que estamos agradecidos.
- Curiosidad: Probar algo nuevo cada semana: una comida, un libro, una ruta de paseo.
- Amor por el aprendizaje: Dedicar un rato diario a leer o ver documentales sobre temas que nos apasionen.
- Amabilidad: Hacer actos desinteresados por los demás, como ayudar a alguien sin que lo pida.
- Esperanza: Visualizar escenarios positivos a futuro y hacer planes realistas para lograrlos.
- Perseverancia: Dividir tareas complejas en partes más pequeñas y mantener la constancia.
- Inteligencia social: Observar nuestras emociones y las de los demás, desarrollando empatía.
- Sentido del humor: Compartir momentos de risa y buscar el lado amable de las cosas.
- Espiritualidad: Conectarse con algo más grande: la naturaleza, el arte, la meditación o la fe.

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Psicología Positiva para una vida con sentido
Más allá de las técnicas o los ejercicios concretos, lo que nos propone la Psicología Positiva es un cambio de enfoque en nuestra forma de mirar la vida. Nos invita a dejar de centrar toda nuestra atención en lo que nos falta, lo que está mal o lo que no somos, para empezar a mirar lo que ya tenemos, lo que funciona en nosotros y lo que podemos potenciar.
Este enfoque no es ingenuo ni niega la existencia de dificultades. Por el contrario, nos da herramientas para afrontar los desafíos con más resiliencia y confianza en nuestras capacidades.
La vida está llena de luces y sombras, pero cuando nos enfocamos en nuestras fortalezas, creamos un terreno fértil para la esperanza, el crecimiento y el florecimiento personal.
Una invitación final
Como psicólogos, hemos visto una y otra vez cómo las personas recuperan la confianza en sí mismas cuando se reconectan con sus virtudes. Por eso, queremos animarte a iniciar este camino, paso a paso, sin exigencias, pero con compromiso. La Psicología Positiva no es una receta mágica, pero sí es una guía poderosa para reencontrarte con lo mejor de ti.
Empieza hoy. Haz un pequeño gesto que ponga en juego una de tus fortalezas. Escríbelo. Compártelo. Disfrútalo. Y vuelve mañana. Con el tiempo, verás que enfocarse en las fortalezas personales transforma no sólo la forma en que nos vemos, sino también la forma en que vivimos.
Por UPAD Psicología y Coaching