A lo largo de la historia han sido muchas las ocasiones en las que se han pretendido obstaculizar los avances que las tecnologías del momento proponían. Hace unas semanas escuché que en el siglo XIV, los monjes responsables de escribir los libros a mano, se amotinaron con el fin de frenar el progreso de la imprenta porque manifestaban que el arte que ellos realizaban iba a verse gravemente afectado. De igual manera, y muchos años después, con la invención de la radio ocurrió algo muy similar (e imagino que este proceso se habrá repetido en múltiples ocasiones más) ¿Os imagináis qué hubiese sucedido si el freno a la imprenta hubiera prosperado? ¿O si con la negativa a la utilización de la radio no hubieran mejorado las comunicaciones?
En todas las épocas tienen lugar momentos clave que determinan si la sociedad prospera o no y, actualmente, en el ámbito educativo se está viviendo uno de ellos. La cuestión es clara: los tiempos cambian y es necesario que la sociedad se adapte a ellos para avanzar, por tanto, ¿deben utilizarse las nuevas tecnologías en las aulas o, por el contrario, hay que mantener el método de enseñanza tradicional?
Las nuevas tecnologías TICs en la educación
La introducción de las nuevas tecnologías en el ámbito académico cuenta con argumentos tanto a favor como en contra. Entre los testimonios que apoyan esta medida, encontramos que las nuevas tecnologías (TICs) permiten a los alumnos utilizar una de las herramientas que mejor saben interpretar fuera de la escuela, en el interior de la misma (la tecnología).
Cada vez es más frecuente que niños y niñas comiencen a manipular dispositivos electrónicos de manera más prematura, por lo que tiene sentido que al permitir su utilización en las aulas, su interés por el contenido que se trate en el interior de las mismas se vea favorecido. Asimismo, las TICs, permiten adquirir aprendizaje de forma lúdica y participativa, ya que los mecanismos que utilizan suelen requerir la realización de movimientos en la pantalla, juegos, cambios de turno… Además, ayudan a generar una visión más positiva de los profesores, puesto que al utilizar ellos también estos dispositivos, pasan a ser personas que les ayudan en su proceso de aprendizaje en vez de ser personas que les obligan y se imponen en dicho proceso.
Las nuevas tecnologías fomentan, también, la perspectiva de experto (con ello nos referimos a que al buscar de manera individual información sobre un tema determinado y explicarlo a los compañeros, se ven como expertos del mismo), lo que favorece de igual modo el desarrollo de aspectos como la autonomía, el auto-control o la organización.
Ventajas del uso de las nuevas tecnologías TICs en la formación
En resumen, la utilización de las TICs en el ámbito educativo posee beneficios a corto plazo pero lo más importante, es que, de la misma manera, se consiguen metas a largo plazo ya que permiten desarrollar una educación orientada al futuro donde cada vez son más imprescindibles dichas tecnologías.
Por el otro lado, muchos docentes afirman no estar lo suficientemente preparados para transmitir la utilidad de las tecnologías de forma lúdica y otros tantos exponen que no son capaces, ni siquiera, de utilizarlas adecuadamente. Además, un gran número de profesionales manifiestan que éstas suponen una fuente de distracción, tanto para los alumnos como para ellos mismos, ya que en numerosas ocasiones deben estar pendientes, tanto de los alumnos y su comportamiento, como del uso que hagan de los dispositivos que estén manipulando.
A estas cuestiones es necesario sumar aspectos igual de importantes como que las escuelas deben llevar a cabo una remodelación de las aulas que permita una enseñanza digitalizada (pantallas táctiles, ordenadores en cada pupitre, tabletas…), que no existe una gran cantidad de datos que permitan probar la eficacia de las TICs a corto plazo en relación con el método tradicional, que pueden generar nuevas formas de abuso y maltrato entre iguales (ciberbullying) y que el hecho de estar frente a una pantalla durante tantas horas seguidas, puede generar problemas de salud relacionados tanto con la visión como con la espalda debido a malas posturas.
Desde mi punto de vista, creo que si desde la escuela se aboga por un uso didáctico y eficaz de las nuevas tecnologías, ello generará un aspecto muy a favor en el futuro para todos los niños y niñas. Como afirma Sugata Mitra (2013), es necesario educar a las nuevas generaciones para que sean capaces de adaptarse a lo que pueda venir en el futuro, sino éste no tendrá sentido.
Por tanto, respondiendo a la pregunta de si es provechosa la introducción de las nuevas tecnologías en las aulas, me decantaría más por el camino del sí. El hecho de esta introducción no significa que los alumnos puedan estar en clase manipulando el móvil a su antojo, sino que el uso que se haga de dichos aparatos, ha de ser con fines educativos y creativos (ya que como hemos dicho anteriormente, permiten un aprendizaje lúdico y participativo). El contar con un dispositivo electrónico propio en clase (ya sea tableta, ordenador…), dinamiza el ritmo de éstas y permite que el desarrollo escolar vaya en consonancia con el desarrollo de los niños y niñas fuera de la escuela.
Por último, y para que todo ello funcionase adecuadamente, sería necesario tener en cuenta aspectos como: ofrecer una formación a los profesores acerca de las numerosas y provechosas utilidades docentes que les pueden ofrecer las nuevas tecnologías (así como de la manera en que se utilizan); aportar ayudas a las escuelas para que sean capaces de hacer frente a los costes que conlleva la instalación de este tipo de dispositivos (así como a las familias); promover la educación y concienciar sobre las ventajas y peligros que pueden conllevar asociados las TICs (mediante charlas dirigidas tanto a alumnos como a docentes) y, por último, tratar de sensibilizar a los padres con los beneficios que las nuevas tecnologías y su adecuada utilización en las aulas pueden aportar a sus hijos e hijas en el presente, pero sobre todo en el futuro.
Por Félix Marquiegui Carrasco.