Prepararse unas oposiciones puede ser uno de los desafíos más exigentes a nivel emocional, mental y físico que enfrentamos en nuestras vidas. Las largas jornadas de estudio, la presión por el resultado, la sensación de estar “dejando la vida en pausa” y la incertidumbre constante, pueden desencadenar elevados niveles de ansiedad. Desde nuestra experiencia como psicólogos, hemos acompañado a muchas personas que se han enfrentado a este proceso, y sabemos de primera mano que el estrés opositor no es un mito: es una realidad que afecta al cuerpo, a la mente y al bienestar general.
Por eso, queremos compartir dos herramientas que pueden marcar la diferencia en tu preparación: el mindfulness y la relajación. No se trata de soluciones mágicas, sino de prácticas con evidencia científica que, aplicadas de manera constante, ayudan a gestionar la ansiedad, mejorar la concentración y mantener una relación más saludable con el proceso opositor.
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La ansiedad durante las oposiciones: un compañero invisible
Antes de entrar de lleno en las técnicas de relajación y mindfulness, es importante comprender qué nos pasa por dentro cuando nos enfrentamos a unas oposiciones. Es habitual sentir nervios, agobio, dudas o miedo al fracaso. El problema surge cuando estas emociones toman el control y nos impiden rendir, estudiar o incluso descansar.
La ansiedad se manifiesta de múltiples formas: taquicardia, tensión muscular, dificultades para dormir, pensamientos repetitivos, sensación de bloqueo, irritabilidad, falta de concentración… Muchas veces, intentamos “aguantar el tirón” o “funcionar como robots”, sin darnos cuenta de que este estado nos drena y puede llevarnos al colapso.
Por eso, cuidar nuestra salud mental no es un lujo, sino una necesidad. Y aquí es donde el mindfulness y la relajación pueden convertirse en nuestros grandes aliados.
¿Qué es el mindfulness y por qué puede ayudarte?
El término “mindfulness” se ha popularizado en los últimos años, pero su esencia es milenaria. Se trata de una práctica basada en la atención plena, que consiste en focalizar la mente en el momento presente, sin juzgar lo que estamos experimentando, simplemente observándolo con curiosidad y apertura.
En el contexto de las oposiciones, el mindfulness nos ayuda a:
- Reducir la rumiación mental, es decir, ese bucle constante de pensamientos negativos sobre el futuro.
- Mejorar la concentración, al entrenar la mente para mantenerse en el aquí y el ahora.
- Aceptar las emociones difíciles sin luchar contra ellas, lo que disminuye su intensidad.
- Recuperar el equilibrio interno, incluso en momentos de alta presión.
Practicar mindfulness no significa dejar de estudiar o “perder el tiempo”. Al contrario: es una forma de potenciar nuestro rendimiento cognitivo al calmar la mente y mejorar nuestra relación con el estudio.
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¿Y qué es la relajación?
La relajación es el conjunto de técnicas y estrategias que buscan disminuir la activación física y mental del organismo. Cuando vivimos en estado de alerta continua —como ocurre en la preparación de una oposición—, nuestro cuerpo se llena de cortisol, adrenalina y otras sustancias que, a largo plazo, afectan nuestro sistema nervioso, inmunológico y digestivo.
Practicar técnicas de relajación de forma regular nos ayuda a:
- Disminuir la tensión muscular acumulada por horas de estudio y malas posturas.
- Regular la respiración y disminuir la frecuencia cardíaca.
- Mejorar el sueño, lo cual es fundamental para consolidar la memoria y mantener la energía.
- Gestionar los picos de ansiedad en los momentos críticos (simulacros, exámenes, plazos, etc.).
Integrar ejercicios de relajación en tu rutina no solo es beneficioso para tu salud, sino que te permite estudiar de manera más eficiente y sostenida en el tiempo.
Cómo incorporar mindfulness y relajación en tu rutina de estudio
Una de las principales resistencias que escuchamos en consulta es: “No tengo tiempo para esto, necesito estudiar”. Y entendemos perfectamente esa sensación. Pero nuestra propuesta es que no lo veas como un “extra”, sino como parte de tu entrenamiento mental. Igual que un deportista cuida sus músculos, tú necesitas cuidar tu mente.
A continuación, te proponemos algunas formas sencillas de empezar:
1. Respiración consciente (5 minutos al día)
Una de las prácticas más simples de mindfulness. Consiste en detenerse durante unos minutos y observar la respiración tal como es. Si te ayuda, puedes poner una mano en el pecho y otra en el abdomen.
Beneficio: Activa el sistema nervioso parasimpático, encargado de la calma y la relajación.
Consejo: Hazlo al comenzar el día o antes de una sesión de estudio intensa. También puedes usarlo antes de dormir para mejorar el descanso.
2. Escáner corporal (10-15 minutos)
Túmbate o siéntate en un lugar cómodo. Recorre mentalmente tu cuerpo desde los pies hasta la cabeza, observando sensaciones físicas, tensiones o molestias sin juzgar.
Beneficio: Aumenta la conciencia corporal y permite liberar tensiones que no notamos.
Consejo: Úsalo al final del día para soltar el cansancio acumulado y facilitar la relajación.
3. Técnicas de relajación muscular progresiva
Se trata de tensar y relajar diferentes grupos musculares (pies, piernas, manos, brazos, etc.) de forma secuencial. Esta técnica, desarrollada por Jacobson, es muy eficaz para liberar tensión física y mental.
Beneficio: Relaja el cuerpo y la mente al reducir el nivel de activación general.
Consejo: Ideal para después de largas sesiones de estudio o en momentos de bloqueo.
4. Meditación guiada con foco en la ansiedad
Puedes usar aplicaciones o vídeos donde una voz te guía en una meditación específica para gestionar la ansiedad o mejorar el enfoque.
Beneficio: Ayuda a calmar la mente en momentos de sobrecarga emocional.
Consejo: Empieza con sesiones cortas de 5 a 10 minutos y ve aumentando el tiempo.
5. Visualización positiva del examen
En un estado de relajación, imagina que estás en el día del examen, tranquilo, confiado, concentrado. Repite afirmaciones como “he estudiado bien”, “estoy preparado”, “puedo hacerlo”.
Beneficio: Reconfigura tus pensamientos anticipatorios y reduce el miedo al examen.
Consejo: Realiza esta visualización a diario durante las semanas previas al examen.
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El autocuidado como estrategia de éxito
Muchas veces, en el mundo de las oposiciones, se nos transmite la idea de que “sólo los que sufren y se aíslan lo consiguen”. Pero cada vez más estudios y experiencias demuestran que el autocuidado no es una debilidad, sino una ventaja competitiva.
Cuidarnos no significa rendir menos, sino invertir en nuestra capacidad de sostener el esfuerzo en el tiempo. Y para eso, el descanso, la alimentación, las pausas activas, el deporte y, por supuesto, las técnicas de relajación y mindfulness, son claves.
Además, cuidar nuestro bienestar nos permite mantener la motivación, evitar el burnout, preservar las relaciones personales y llegar al examen con mayor estabilidad emocional.
La importancia de aceptar y no luchar contra la ansiedad
Otro aprendizaje que nos ofrece el mindfulness es que no se trata de eliminar la ansiedad por completo, sino de aprender a convivir con ella de una manera más amable. La ansiedad, en sí misma, no es el enemigo: es una emoción que nos avisa de que estamos ante algo importante. Lo que nos daña no es sentir ansiedad, sino cómo reaccionamos ante ella.
Cuando luchamos contra lo que sentimos (“no debería estar tan nervioso”, “esto es un desastre”, “no voy a poder”), entramos en una espiral que nos genera más malestar. En cambio, cuando nos damos permiso para sentir, observamos esas emociones y seguimos adelante a pesar de ellas, descubrimos una fortaleza nueva.
¿Cuándo pedir ayuda profesional?
Hay momentos en los que la ansiedad puede volverse tan intensa o persistente que interfiere seriamente en el estudio o en la vida diaria. Si notas que no puedes dormir, que has perdido el apetito, que estás constantemente bloqueado o que los pensamientos negativos no te dejan avanzar, es importante pedir ayuda.
Un psicólogo puede acompañarte a comprender qué está ocurriendo, enseñarte herramientas personalizadas y ayudarte a recuperar el equilibrio emocional. No estás solo. Buscar apoyo no te hace débil: te hace responsable de tu proceso.
Testimonios que inspiran
En consulta hemos trabajado con muchas personas que llegaron agotadas, frustradas, con la autoestima por los suelos. Personas brillantes, pero desbordadas por la exigencia. A través del mindfulness, la relajación y un espacio de acompañamiento respetuoso, fueron reconectando consigo mismas, recobrando la motivación y ganando confianza.
Algunas de ellas hoy trabajan como profesionales en los puestos que soñaban. Y cuando recuerdan el proceso, no hablan sólo del día del examen, sino de lo que aprendieron sobre sí mismas. Porque la oposición no es sólo una prueba de conocimientos: es una prueba de resistencia emocional, de gestión mental y de amor propio.
Transformar el proceso desde dentro
Preparar unas oposiciones es un camino largo, exigente y lleno de desafíos. Pero también puede ser una oportunidad para conocernos mejor, cultivar la paciencia, practicar el autocuidado y desarrollar herramientas que nos acompañen más allá del examen.
El mindfulness y la relajación no son una moda ni una solución rápida, sino una forma de vivir el proceso de otra manera: con más calma, más foco y más compasión. No se trata de hacerlo perfecto, sino de avanzar paso a paso, sosteniéndonos con amabilidad.
Si estás preparando unas oposiciones, te animamos a que pruebes estas herramientas. Tal vez descubras que cuidar de ti no te aleja del objetivo, sino que te acerca más y mejor.
Recuerda: el éxito no solo está en aprobar, sino en cómo te tratas mientras lo intentas.
Por UPAD Psicología y Coaching

