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Los padres, esos grandes olvidados del fútbol base. Qué les motiva a apuntar a sus hijos a una actividad extraescolar deportiva, y en especial a una escuela de fútbol.

Qué hace que dos o tres días a la semana, mas los días de partido, se desplacen al campo, llueva, haga frío o calor, para llevar a sus hijos.

Qué hace que después de trabajar, cansados y con ganas de tumbarse en el sofá, cojan a sus hijos y les lleven a entrenar.

Muchos pensarán que si son egoístas, que “proyectan” sus deseos en los hijos, que si es una forma de que los niños hagan lo que ellos no pudieron hacer con su edad. Puede, pero entonces, por el mismo motivo, no podrían darles la mejor educación posible, intentar que sus hijos tengan lo que ellos no tuvieron o pudieron. Esto no está mal, es lo que nuestros padres quisieron para nosotros, y lo que nosotros deseamos para los nuestros.

Podríamos pensar también, que los padres, con el fútbol quieren que éste sea complemento a la educación reglada.

Padres y el fútbol base: valores

Podemos pensar que quieren que el compromiso, la implicación, la pertenencia a un grupo, el trabajo en equipo; todos ellos valores que fomenta el fútbol base, sean su objetivo.

Sí, yo me apunto a esto último, a considerar que los padres quieren que sus hijos aprendan a plantearse unas metas, tengan unas expectativas, un compromiso, adquieran autocontrol, tolerancia a la frustración, control del miedo, de la ira. Cultiven el liderazgo, la comunicación, el respeto. Controlen el estrés, la ansiedad, la agresividad, sean valientes. Que se impliquen, que tengan compromiso, ambición, y una sana competitividad. Sean persistentes, confíen en los demás. En fin, que aprendan o desarrollen los valores que una actividad deportiva como es el fútbol les puede aportar.

Por Pedro Marcos, estudiante en prácticas de la UNED.

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