Los momentos decisivos, los momentos importantes, generan momentos de tensión, presión, ahogo.
No es fácil para un deportista salir de esos momentos victorioso, sin antes entrenar la mente. Los momentos de presión que dan lugar al ahogo, los que te llevan a cometer errores, a fallar actuaciones, a perder el control de la situación, generan una serie de cambios en el deportista tanto físicos como mentales que hacen que lo que se había entrenado una y otra vez, lo que se hacía de forma automática se vuelva más costoso y haga que una parte de su atención se enfoque en ese aspecto.
Aumenta la tensión muscular, la frecuencia respiratoria, y la frecuencia cardíaca. Su foco atencional dirigido hacia todos los factores relevantes del entorno, se vuelve interno sumergido en sus preocupaciones, fallos, y pensamientos negativos.
Estos dos tipos de cambio interfieren en las actuaciones del deportista, le lleva a cometer fallos, a empeorar la coordinación, la toma de decisiones, el sentido de la oportunidad… Al fin de cuentas perjudica su rendimiento y por tanto su resultado.
Cuando llegan estos momentos tener preparada la mente puede ayudarte a vencerlos, una buena forma de empezar es entrenar el cambio en la atención. ¿Cómo?, controlando los pensamientos, esos que surgen tras una mala actuación, tras un error, tras la pérdida de control.
Manejando los pensamientos podremos manejar el foco atencional y continuar enfocando nuestra atención en los estímulos relevantes del entorno. Por tanto hagamos cambios en esos pensamientos, pasemos del pensamiento »Soy idiota, cómo he podido fallar eso» a »Tranquilo, la próxima entra».
Pequeñas herramientas en momentos decisivos pueden ser lo suficientemente útiles para separar el fracaso de la victoria.
Cristina Vega