En los últimos días hemos podido leer en noticias de televisión, periódicos y portales digitales la historia de Etienne, un jugador del Club Olímpico de Cádiz. La historia se remonta a poco más de un mes, donde en cada partido, recibe insultos racistas desde la grada. Etienne lleva jugando desde muy pequeño en este equipo y nunca nadie le había dicho nada hasta ahora, con 16 años. Además de eso, según afirman desde el club, se trata de un jugador con mucha calidad, cosa que enfurece aún más a la afición rival y propicia esos insultos injustificables. Cuando Etienne escucha estos cánticos, alega estar agotado o lesionado para que lo cambien y no tener que soportarlo. Está afectado psicológicamente por ello y sus compañeros y entrenadores lo saben, ya que se hace evidente.
Por otra parte, solamente en uno de los partidos el árbitro incluyó estos gritos en el acta, pero a partir de ahí fue cuando este caso empezó a tener la repercusión necesaria para poder actuar contra ello.
Club Olímpico de Cádiz
Tras esta situación, el club convocó una concentración contra los ataques racistas en uno de los partidos en su estadio donde se registró una entrada superior a lo habitual y donde entidades deportivas y no deportivas, personalidades, representantes de diferentes estamentos, aficionados, compañeros y rivales arroparon y apoyaron a Etienne.
Con estos episodios sufridos por Etienne, esperamos que sirva para concienciar a la gente de que los insultos racistas y xenófobos pueden provocar que una persona inocente sufra e incluso deje de hacer lo que más le gusta. Poco a poco se debe erradicar este tipo de ataques y comportamientos y así todos podamos disfrutar del deporte sin violencia de ningún tipo.
Por Alex Fernández, estudiante en prácticas de la URJC.