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La concentración determina muchas veces el resultado

Dentro de cualquier deporte, la concentración resulta ser uno de los factores clave para poder llevar a cabo la tarea u objetivo que el deportista se propone. Pero ¿se trabaja lo suficiente? ¿se dan las herramientas necesarias al deportista para conseguir tener un buen nivel de concentración?

La concentración, habilidad clave en el rendimiento deportivo

En la actualidad, se han observado muchas situaciones en determinados deportes en los cuales la concentración se suele disipar debido a determinados distractores. Hoy en día, el tema más polémico es dentro del mundo del futbol, cuyo protagonista es Vinicius Jr. Este ejemplo nos puede servir para entender cómo el no mantener tu atención a lo relacionado con tu objetivo puede llegar a afectar al rendimiento del jugador y como consecuencia al rendimiento del equipo.

En este caso específico, el deportista se ve sometido a un distractor bastante fuerte de combatir que es: la afición. Debate aparte sobre quién es el culpable o no de la situación, esto nos ayuda a entender cómo los constantes gritos o insultos por parte de los espectadores provocan que el rendimiento del jugador comience a flaquear durante el partido. Y es que no es novedad que al principio se note al jugador concentrado en su única meta, que es marcar goles, generar ocasiones o sumar asistencias, pero, a medida que su atención se enfoca hacia el público es cuando se nota la falta de concentración en su propio juego y, como consecuencia, comete muchos más errores de lo normal, más enfrentamientos con los rivales o incluso con el árbitro. Esto es solo un ejemplo de lo que puede generar que perdamos la concentración y lo importante que esto puede llegar a ser para tener éxito en la tarea. Por tanto, ante todo, hay que preguntarse ¿qué es la concentración? ¿qué conlleva?

¿Qué es la concentración? ¿Cómo podemos entrenarla?

La concentración es el proceso a través del cual seleccionamos un determinado estímulo e ignoramos todos los demás. Si lo vemos desde la perspectiva deportiva, la concentración es pensar en el presente, en el aquí y ahora. Por ejemplo, imagina a un jugador de fútbol cuya posición es delantero que falla una acción clara a portería vacía que permitiría a su equipo ir ganando al descanso. Si sigue pensando en el error que ha cometido durante lo que queda del partido, es más que probable que cometa muchos más errores o que pierda la confianza ante la portería. Entonces el objetivo principal es que el deportista se focalice en los estímulos relevantes, así como que disminuya su atención de todo aquello que resulte distractor.

Antes de comenzar a planificar  determinados ejercicios que mejoren la concentración, es necesario identificar los posibles distractores que pueden aparecer durante la tarea, por ejemplo, durante un partido.

Posibles distractores que penalizan a la concentración

  1. Externos: es todo aquello que sucede alrededor del deportista que provoque que su concentración disminuya. Aquí se puede identificar dos tipos, generales y específicos.
    • Generales: Son situaciones como empezar el partido fallando, el árbitro, gritos de tus propios compañeros, así como los gritos de los aficionados.
    • Específicos: Situaciones como los primeros minutos del partido, los últimos minutos del partido, acciones a balón parado, después de las expulsiones, tras los goles, tras cualquier interrupción.
  2. Internos: se hace referencia a todos los pensamientos y sentimientos de los deportistas que provoquen que no se concentre en lo que está haciendo.

Las personas suelen pensar que la concentración puedes tenerla o no tenerla, es decir, lo ven como blanco o negro. El foco atencional se puede definir en dos dimensiones, amplitud (amplio o estrecho) y dirección (interna o externa). Lo que hay que tener en cuenta es que el foco atencional, que es la porción del entorno (externo o interno) en la que la persona tiene centrada la mayor parte de su atención, puede ir variando a lo largo de la tarea. Por ejemplo, durante el partido el jugador que tiene el balón debe de analizar la distancia a la que están sus compañeros o sus rivales, los gritos en el ambiente, los movimientos de otros jugadores… Lo que ocurre es que después de analizar toda esa información el jugador se pone a pensar sobre posibles tácticas que practicó durante el entrenamiento, o recordar jugadas similares a las que se encuentra ahora mismo. Todo este suceso el jugador lo realiza en menos de un minuto, automáticamente, pero a lo largo de esto ha ido cambiando su foco atencional. Visto de esta forma más detallada parece algo bastante difícil de llegar a manejar, pero con ejercicios a nivel individual como grupal permite que se realice de forma más fácil.

La concentración se consigue de forma fácil, es decir, si se entrena al principio se consigue salir concentrado al partido, pero también se pierde fácilmente, sobre todo, cuando a tu alrededor constantemente se filtran demasiados estímulos irrelevantes para conseguir tu objetivo. Esto se observa en partidos en los que un equipo comienza ganando, pero en los últimos minutos terminan perdiendo y se empieza a comentar que el equipo se ha “relajado”, pero lo que suele ocurrir es que el equipo pierde la concentración. Los jugadores ven que están ganado, entonces su nivel atencional disminuye, pues no ven necesario estar alerta. Eso sumado a la fatiga consigue que el jugador no se focalice en lo relevante.

La parte positiva es que la concentración es una habilidad que se pone en práctica para poder mejorar y evitar que afecte al rendimiento individual como grupal. Es por ello muy importante el trabajo de un psicólogo deportivo junto con el entrenador para enseñar y dar herramientas que ayuden a sus jugadores a tener una buena concentración durante la competición.

Por Lucía Ruíz

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