En este artículo vamos a hablar de la diferencia entre miedo y ansiedad y a conocer su funcionamiento. El miedo es una respuesta adaptativa que se produce ante estímulos peligrosos que ponen en juego nuestra supervivencia o bienestar. Sin embargo, la ansiedad es esa misma respuesta ante estímulos que no suponen un peligro y que se da de forma mantenida. La respuesta es corporal, se segregan hormonas y se contraen músculos; cerebral, toma el control del cuerpo la parte del cerebro primitivo; y mental, se produce una alteración de la consciencia y de los pensamientos.
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¿Cómo responde el cerebro ante el miedo y la ansiedad?
El cerebro tiene una parte moderna que sería la que es capaz de razonar y pensar. Pero también tiene un cerebro primitivo que responde mucho más rápido y que se encarga de nuestra supervivencia. El cerebro primitivo reacciona más rápido (ej.: ver una serpiente y saltar) mientras que el cerebro moderno es más lento porque evalúa conscientemente la información (ej.: se da cuenta que es una cuerda y no una serpiente). La respuesta del cerebro primitivo es descontrolada. Por ejemplo, cuando tenemos mucho miedo ante un estimulo podemos perder el control de los esfínteres. Esto se produce porque el cuerpo se prepara para reaccionar y deja de hacer cualquier tarea que estuviera funcionando para dirigir toda nuestra energía en la respuesta de lucha o huida. También hay una tercera respuesta que consiste en quedarse paralizado de miedo. Esta respuesta puede ser adaptativa ya que se pretende pasar desapercibido, es muy común en otros animales como las ranas que consiguen confundir su piel con la naturaleza al no moverse. En cuanto a la lucha o huida resulta que es más beneficioso para la supervivencia aumentar el ritmo cardiaco para llevar más oxígeno a las células o dilatar las pupilas para que entre más luz y ver mejor. De todo esto se encarga el cerebro antiguo. En ello, están también implicadas la regulación hormonal. Por ejemplo, se produce un aumento de cortisol que inhibe el sistema inmunitario y aumenta la energía para la lucha. Nuestra musculatura fácil se tensa y presentamos una cara agresiva/amenazante de defensa. Todo esto sería una respuesta de miedo.
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¿Cómo funciona el miedo?
Esta respuesta de miedo se desencadena gracias a un sistema de alarma del cerebro. ¿Pero, qué pasa cuando tenemos ese sistema de alarma constantemente encendido? Ocurre que nuestro cuerpo no lo soporta ya que no puede mantera dicha respuesta eternamente por la cantidad de energía que nos supone. Es entonces cuando dicha respuesta deja de ser adaptativa y se transforma de miedo a ansiedad. Entonces este gasto de esfuerzo nos hace estar fatigados, irritados, desconcentrados, tensos, con insomnio etc. Además, podemos experimentar episodios más intensos en los que tenemos sudoraciones, temblores, asfixia, ahogo, dolor torácico, náuseas, mareos, escalofríos, palpitaciones etc. Por último, como hemos dicho que el cortisol inhibe el sistema inmunitario (de defensa contra virus y bacterias) si lo mantenemos constantemente alto resulta que empezamos a contraer infecciones y enfermedades.
¿Cómo convertimos una respuesta adaptativa en algo dañino para nuestra salud? La culpa la tiene el cerebro moderno. Antes solo se desencadenaban estas respuestas de miedo ante verdaderos estímulos peligrosos como podía ser huir de un depredador. Pero ahora, gracias al cerebro moderno podemos construir en nuestra mente una especie de demo de la realidad que nos permite anticipar lo que va a ocurrir y así adoptarnos mejor a la vida. Por ejemplo, tenemos la capacidad de planificar el futuro, imaginar lo que los demás piensan etc. para poder prevenir la falta de alimento o el enfado de un amigo. Sin embargo, toda esta replicación del mundo exterior es muy subjetiva, es decir, se basa en las interpretaciones, sesgos y esquemas cognitivos de cada uno. Por lo tanto, podemos estar construyendo un mundo mental que no es fiel a la realidad. Cuando construimos un mundo lleno de estímulos aversivos nuestro cuerpo se anticipa a desencadenar esas respuestas de miedo para salvaguardar nuestro bienestar. Como esa realidad está en nuestra cabeza esa respuesta se mantiene de forma sostenida. Las consecuencias son las mencionadas anteriormente insomnio, cansancio, irritabilidad, infecciones…
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Ejercicios de relajación para rebajar los niveles de ansiedad
Una buena manera de evitar que nos ocurra esto es practicar ejercicios de relajación y de respiración. Para ello es importante conocer dos sistemas esenciales que usa el cerebro para regular nuestro cuerpo. El primero es el sistema simpático, que actúa como el acelerador del cuerpo, y el segundo el sistema parasimpático, que actúa como los frenos. El sistema simpático es el que nos activa y prepara para la lucha o huida. El sistema para simpático hace lo contrario, se encarga de las funciones de autopreservación como la digestión o la cicatrización. Reduce el ritmo cardíaco relajando los músculos y recuperando una respiración normal. El yoga, la meditación, el control de la respiración y la relajación muscular nos pueden ayudar a activar el sistema parasimpático de forma que frenamos la activación que nos produce la ansiedad por estímulos que no son amenazantes. Además, de esto existe la restructuración cognitiva que consiste en modificar esa demo que tenemos del mundo y hacer que sea más fiel a la realidad para evitar directamente la respuesta de ansiedad.
En conclusión, el cerebro no es una maquina perfecta y es necesario que sepamos controlarlo y tener recursos con los que poder ajustar los mecanismos con los que regula nuestro cuerpo y nuestros pensamientos.
Por Amha Cerezo Cerrillo