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Despiértame cuando septiembre empiece

Ya llega la vuelta al cole y las colecciones por fascículos. Ya llega el mes de septiembre y, con él, el segundo momento del año (el primero es el 1 de enero) lleno de buenos propósitos que nos marcamos como objetivos. Conseguir un 9 de media, un ascenso en el trabajo, marcar 30 goles o aprobar el grado medio en algún conservatorio pueden ser algunos de los objetivos que, depende de la persona, podemos marcarnos con la entrada del nuevo curso académico. Sin embargo, pese a nuestras mejores intenciones, el marcarnos unos objetivos tan generales no nos sirve de nada por sí mismo y, por eso, existe el tópico de que nunca se terminan por cumplir. Tenemos que llegar a ellos proponiendo una serie de subobjetivos que, uno tras otro nos irán acercando poco a poco a nuestro sueño.

Tipos de objetivos que nos ayudarán a alcanzar nuestras metas

  • De resultado: Están asociados a conseguir un determinado resultado global. Por ejemplo, en deporte, marcar 1 gol, dejar la portería a cero, conseguir 3 aces o hacer 30 canastas. Estos objetivos tienen la ventaja de ser muy específicos y fáciles de cuantificar y el inconveniente de no estar absolutamente bajo el control del deportista. Por ello, sería importante conseguir desglosar estos resultados en las pequeñas conductas que nos llevan a ellos, es decir, convirtiendo estos objetivos de resultados en objetivos de dominio.
  • De dominio: Los objetivos de domino favorecen el sentimiento de control, importante para una buena gestión emocional, entre otras cosas. Estos objetivos son conductas que dependen del deportista. Por ejemplo, conseguir determinado porcentaje de pases buenos, generar 5 ocasiones de gol, reducir mi tasa cardiaca 15 pulsaciones por minuto, ejecutar con éxito una rutina, etc.

¿Cómo podemos planearnos buenos objetivos?

Los objetivos que nos marquemos tienen que cumplir ciertas características. Así, han de ser:

  • Específicos: Esto es importante para poder asegurarnos de si los objetivos se cumplen o no. Por ejemplo, un objetivo específico sería ensayar mi instrumento musical 1 hora todos los días.
  • Medibles: Necesitamos ser capaces de cuantificar los objetivos para poder aumentar o disminuir su dificultad o exigencia en función del ajuste y la evolución de las capacidades de la persona, y así acercarnos progresivamente desde el estado actual  hasta el ideal (es decir, hasta conseguir el objetivo general).
  • Alcanzables: Tenemos que contar con los recursos necesarios para alcanzar el objetivo en nuestro repertorio de conductas y actitudes. Alcanzar los objetivos propuestos es importante mantener o aumentar la motivación a través de la percepción de autoeficacia. En resumen, si vemos que somos capaces de conseguir los objetivos, tendremos más ganas de realizar la tarea. De lo contrario, podemos desmotivarnos y frustrarnos hasta el punto de abandonarla.
  • Relevantes: Los subobjetivos tienen que estar relacionados con el objetivo general y tienen que suscitar un desafío para la persona para motivarla. Es decir, no deben ser demasiado fáciles.
  • Temporalizables: Tenemos que ponernos plazos para ir cumpliendo los objetivos si queremos que no nos pille el toro. Aprendernos un tema en una semana, realizar unos ejercicios físicos en una hora, terminar un artículo antes del lunes…

Estas son unas pequeñas claves generales que nos ayudan a acercarnos a nuestro sueño. Para reforzarlas, como siempre, el trabajo sería distinto con cada persona, y no hay que olvidar que, para llevar a cabo todo este trabajo, tenemos que estar muy convencidos de que realmente queremos ese objetivo.

Así que ya sabéis, para este curso sí que sí conseguir vuestros objetivos, poned en práctica las claves que mejor os vengan… ¡y a por ello!

Por Jaime Marcos

@Jaimemarcosred

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