Hay canciones que entran directo al corazón. Otras, como «Hamburguesas» de Carolina Durante, entran al corazón, hacen un grafiti en la pared y luego se sientan contigo a tomar una birra. Porque, admitámoslo, todos hemos vuelto alguna vez a ese «agujero» del que creíamos haber salido. Ese lugar oscuro que, aunque queramos ignorarlo, sigue igual de negro que la última vez.
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El agujero: un lugar más común de lo que creemos
Volver al agujero es humano. Es ese lugar mental donde se acumulan las dudas, la ansiedad, la tristeza, y uno que otro pensamiento que no nos deja dormir. Y claro, cuando estamos ahí, parece imposible salir. Sentimos que nadie vendrá a rescatarnos. Y, sinceramente, a veces es cierto. Pero aquí viene la parte importante: tampoco tenemos que esperar a que alguien nos saque de ahí. Podemos aprender a salir por nosotros mismos a comprar hamburguesas.
Pero, ojo, salir solo no significa salir en soledad. Porque, como bien dice la canción, fuera hay cosas preciosas. Cosas tan simples y maravillosas como hamburguesas, el fútbol, tu madre, y esos amigos que suman más que tus demonios.
Los demonios internos: esos invitados no deseados
Todos tenemos demonios internos. Esas voces que te dicen que no eres suficiente, que te empujan a quedarte en la cama, que te hacen dudar de todo. A veces son pequeños, otras veces parecen gigantes. Pero tus amigos, tu familia, y sí, incluso un buen psicólogo, pueden ayudarte a ponerles en su sitio.
La canción «Hamburguesas» lo deja claro: “Mis amigos suman más que mis demonios”. Y es que tener a alguien que te escuche, que te diga «vamos a por una hamburguesa» cuando más lo necesitas, puede ser el primer paso para salir del hoyo.
La importancia del entorno
No subestimemos el poder de las pequeñas cosas. Los paseos, el ruido de las olas, los inviernos al sol, los cafés por la mañana, comer unas buenas hamburguesas. Todo eso suma. Cuando la mente está cargada, es difícil apreciar estas cosas, pero están ahí, esperando que las notemos.
Y si no las ves, quizá sea hora de hablar con alguien. La terapia no es para los «locos», es para los valientes. Para los que están dispuestos a mirarse por dentro, incluso cuando su cerebro parece un cuarto desordenado. Un psicólogo no es un salvador, pero sí es alguien que te ayuda a encontrar la linterna para que puedas iluminar ese agujero.
Sísifo y la piedra (o las hamburguesas)
El remate de la canción «Hamburguesas» es glorioso: «Sísifo me come la p0lla». Porque, seamos sinceros, ¡ya está bien de cargar piedras cuesta arriba solo porque toca! La vida no tiene por qué ser siempre un esfuerzo titánico. No estamos aquí para sufrir continuamente. Hay momentos para luchar y momentos para sentarse a disfrutar de unas buenas hamburguesas sin culpa.
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A veces, saber cómo se llama lo que nos pasa es el primer paso para encontrar una solución
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No estás solo
Si estás leyendo esto y sientes que estás en ese agujero, quiero decirte algo: no tienes que quedarte ahí. No tienes que cargar solo. Está bien pedir ayuda, hablar, llorar, enfadarse y luego volver a intentarlo. La vida tiene cosas preciosas, y están ahí para ti.
Rodéate de quienes suman. De esos amigos que saben cuándo hablar y cuándo solo estar. De tu familia que, aunque a veces no entienda todo, te quiere. Y si sientes que nada de eso es suficiente, busca ayuda profesional. La terapia puede ser ese empujón que necesitas para recordar que fuera hay sol, cafés y sí, hamburguesas.
Por UPAD Psicología y Coaching