Dentro del mundo del deporte es común que se hable de las lesiones. Esto se debe a que toda actividad física supone un esfuerzo que en determinados momentos puede conllevar lesiones, que pueden ser menos o más graves, en los deportistas.
Lo que no se tiene en cuenta es que la lesión no se limita solo a algo físico, sino que repercute también en lo psicológico. Y es que, al final, para muchos deportistas, esa lesión les provoca varios pensamientos sobre su futuro, sobre cuánto tiempo va a llevar la recuperación de esa lesión, si va a volver a estar igual que antes… Todo este conjunto de posibles preguntas va a afectar a la salud mental de la persona y, con ello, a la calidad de recuperación del deportista.
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Efectos psicológicos de las lesiones deportivas
La explicación a todo esto es bastante sencilla. Se sabe gracias a rigurosas investigaciones y estudios que el realizar cualquier actividad física tiene efectos muy positivos a nivel mental. De hecho, disminuye síntomas de ansiedad y estrés. Por tanto, al tener una determinada lesión conllevaría a dejar de realizar deporte y, como consecuencia, eso va a repercutir en el estado psicológico.
Entonces, si uno se encuentra lesionado a nivel físico y, además, no puede realizar el deporte que tanto le apasiona y lo que le generaba un buen estado mental, ¿cómo afecta la psicología en la lesión del deportista?
Es un hecho que hay una gran relación a nivel psicológico y físico como consecuencia de la lesión. Lo primero es que, cuando uno se lesiona, ya entra en juego la parte emocional, pues sería normal empezar a sentir rabia, ira o tristeza al saber que el dolor físico es algo más grave de lo que uno piensa y que eso puede llevarnos a parar un tiempo. Todo ello va a suponer un cambio en la vida del día a día del deportista, pues ya no podrá acudir a los entrenamientos. Por tanto, todas esas horas para esa persona quedan más o menos en el aire.
Luego, como he comentado anteriormente, el simple hecho de retirarse un tiempo genera pensamientos sobre el futuro, acerca de si al volver se seguirá manteniendo la posición que teníamos o si va a haber repercusiones, como que el equipo o el entrenador no le echen en falta. Y a esto se puede sumar la gran duda sobre cuánto tiempo va a tardar en recuperarse. Esa incertidumbre solo supone una carga emocional más dentro de todo.
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Durante ese proceso de recuperación del daño físico del deportista se pueden manifestar varios signos relacionados con factores psicológicos como la irritabilidad, pensamientos pesimistas, aumento de ansiedad y estrés. Incluso se han realizado varios estudios sobre el estado de ánimo en deportistas lesionados y no lesionados. Se ha encontrado que el grupo de lesionados presentaban mayores signos de depresión y bajo estado de ánimo, a diferencias de los no lesionados. Además, se observó que esos síntomas depresivos se mantienen incluso una vez recuperados de la lesión, por lo que se considera bastante importante trabajar esos componentes psicológicos que puedan estar afectando no solo la recuperación de la lesión sino también la forma en la que el deportista vuelve a competir.
Por todo ello es necesario dar determinadas herramientas a estas personas, no solo para poder llevar el proceso de recuperación de la mejor manera posible que le genere bienestar psicológico, sino también para poder volver a realizar actividad física con un buen estado a nivel mental para evitar que recaiga. Esto último es fundamental, pues muchos deportistas tras volver a competir a veces vuelven a lesionarse, pero esta vez debido a las secuelas a nivel psicológico, como falta de confianza o sentir que no son igual de competentes que antes. Por tanto, el deportista debe de poner toda su confianza en aquellos profesionales médicos, fisioterapeutas incluyendo el psicólogo, de forma que se recupere en todos los aspectos posibles, así como poner en marcha las habilidades necesarias para afrontar de la mejor manera posible la lesión y que así pueda seguir disfrutando igual o más del deporte.
Por Lucía Ruíz