¿Por qué juega un jugador patológico a pesar de los problemas económicos, laborales, familiares, etc., que le supone mantener esta actividad? La respuesta se resume principalmente en los pensamientos erróneos o irracionales sobre el juego.
“Tengo un sistema para ganar”, “Como ya han salido cuatro números pares, toca impar”, “Últimamente estoy teniendo mucha suerte en mi día a día, confía en mí”, “¡Maldita máquina, me estás engañando!” o “¡Uy casi!, me he quedado muy cerca, por qué poquito”. Esto son algunas de las frases más comunes que se pueden escuchar en las mesas de poker y en las casas y salones de apuestas. Los pensamientos erróneos o irracionales acerca del juego y la posibilidad de incidir en sus resultados, cuando los juegos de azar, por definición, no son controlables ni predecibles son los culpables del mantenimiento de la conducta de juego patológica.
Entendemos por distorsiones cognitivas aquellas maneras erróneas que tenemos los seres humanos de procesar la información, esto es, de elaborar malinterpretaciones sobre lo que acontece en nuestro entorno.
Los pensamientos que subyacen a las distorsiones cognitivas no son demostrables ni se pueden comprobar o verificar, es decir, no son juicios objetivos. Por el contrario, dichos pensamientos muestran un elevado grado de convicción y son automáticos, lo que hace que se conviertan en irracionales y con gran poder de influencia negativa en aspectos concretos de la vida cotidiana de las personas.
Distorsiones cognitivas más comunes y de mayor importancia
- Filtraje: se toman los detalles negativos y se magnifican mientras que se olvidan los aspectos positivos de la situación.
- Pensamiento polarizado: blanco o negro, bueno o malo.
- Sobregeneralización: se extrae una conclusión general de un simple incidente.
- Falacias de control: la persona se concibe como una víctima del destino.
- Falacia de justicia: la persona está resentida porque piensa que conoce qué es la justicia, pero los demás no se encuentran en su mismo punto de vista.
- Etiquetas globales: se generalizan una o dos cualidades de un juicio.
El juego es una labor básica con una implicación importantísima en el proceso de socialización y en el desarrollo emocional de todo ser humano.
Hablamos de juego patológico cuando este empieza a ser una necesidad dominante para el sujeto. Se comprende como un problema de salud con significantes consecuencias tanto para las personas que lo padecen como para sus familiares. Se trata de un trastorno caracterizado por la incapacidad en el control de impulsos y por un grado de afectación en todos los ámbitos de la vida del individuo.
Los jugadores con síntomas ludópatas se muestran inadaptativos, suelen presentar un alto nivel de desconfianza y de abuso a determinadas sustancias. Además, poseen una falta de autocontrol y sentimientos de grandeza, lo que los lleva a pensar que su manera de ver las cosas es la única y la correcta.
La relación entre las distorsiones cognitivas y la ludopatía es muy clara. Las distorsiones cognitivas suponen una interpretación incongruente y exagerada de la realidad. En el ámbito de las apuestas, es muy habitual sesgar la información para simplificar la realidad. La sobregenralización, el pensamiento polarizado o la falacia de control son diferentes ejemplos que se observan en estos jugadores.
Distorsiones cognitivas más habituales en jugadores patológicos
- Ilusión de control: creencia de que los resultados del juego dependen más de tu propia actividad que del azar.
- Suerte como responsable de los resultados: se concibe la suerte personal como un factor predictivo o explicativo de los resultados del juego.
- Supersticiones: asociaciones entre un determinado evento o conducta y un premio. El jugador llega a creer que dicho evento o conducta favorece la probabilidad de ganar.
- Perder por poco: el jugador cree que “ha estado cerca de ganar” por lo que sigue intentándolo.
- Personificación de la máquina: atribución de cualidades humanas a la máquina.
Los ejemplos de las frases de escucha habitual en estos locales de juego son un claro ejemplo de algunas de las distorsiones cognitivas mencionadas anteriormente.
De este modo, sabemos que las distorsiones cognitivas son consideradas un factor de riesgo y un factor mantenedor de la conducta ludópata.
Por Andrea García.
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