Como todas y todos sabemos desde tiempos inmemoriales, la sociedad ha estado inculcando cánones de belleza, cada uno de ellos específicos, según la época y la cultura imperantes. Sin embargo, actualmente el mundo occidental y capitalista nos acribilla con mensajes sobre la “belleza” y sobre lo que debemos y no debemos hacer con nuestros cuerpos. No hace falta decir que estos mensajes van dirigidos tanto a mujeres como a hombres y que afectan, más de lo que creemos, a nuestra salud mental, contribuyendo en la creación de complejos, de odios hacia determinadas partes de nuestro propio cuerpo, mermando nuestra autoimagen y autoestima e incluso llegando a desarrollar, en determinadas personas con mayor vulnerabilidad, trastornos de la conducta alimentaria, entre otros perjuicios.
La creencia popular de que el cuerpo ha de ser hermoso, explica por qué hay tantas y tantas personas que no se sienten atractivas y la razón por la que presuponen esto ante los ojos de los demás. Pero la realidad es que todos los cuerpos son distintos, diversos y la mayoría de ellos no son como los que aparecen en las revistas de moda o en las redes sociales.
Así pues, hoy queremos ofrecer 4 trucos que, aunque no resulten infalibles, van a suponer un buen comienzo para comenzar a querer tu cuerpo tal y como se merece. Llevados a cabo frecuentemente, pueden llegar a resultar muy beneficiosos para dejar de menospreciar esas partes de tu cuerpo que tanto complejo te crean.
Un secreto: todo el mundo tiene complejos, sí, todo el mundo. La diferencia está en la importancia que se les da a dichos complejos.
Aprende a amar tu cuerpo con estos 4 trucos
1. Hábitos saludables
No nos referimos aquí a que comiences a machacarte en el gimnasio o a que nunca más te comas una tableta de chocolate. Si el deporte o la dieta es una fuente de estrés más en tu vida porque te hace sentir culpable cuando no lo haces, deja de ser saludable. Haz deporte porque te apetece, come sano porque es saludable y te hace sentir bien, no por la determinada imagen que puedes conseguir. Esto no significa que un día no te des un gusto, está permitido; de hecho, es una forma más de amar a tu cuerpo: los caprichos.
Asimismo, el deseo de cuidar tu cuerpo y amarlo al mismo tiempo no son contradictorios. Por ejemplo, hacer deporte no tiene que tener como única misión adelgazar, puede ser también para divertirse, mejorar el sueño, desestresarse,…, y quitarse unos kilitos de más no siempre tiene que ser sinónimo de estar acomplejado o acomplejada.
2. Evitar las comparaciones
Aunque esto muchas veces es prácticamente inevitable, recuerda lo que hemos dicho antes. Cada cuerpo es único, el tuyo también. Además, tendemos a comparar de forma negativa y eso solo refuerza la competencia entre nosotras y nosotros (“Vaya bíceps que tiene ese, pero a mí se me marcan más lo abdominales” o “Tengo los pechos demasiado pequeños, pero soy más guapa”).
3. Observa y acepta tu cuerpo
Este puede ser el más difícil de realizar, pero para empezar a hacerlo solo tienes que entrar en el hábito de mirarte al espejo y decirte a ti misma/o: “qué bonito es mi cuerpo”. Acabarás creyéndotelo y te empezarás a ver atractiva/o.
4. Cuida las redes sociales que sigues y dejas de seguir
Por último pero no menos importante, aunque parece irrelevante las redes sociales nos influyen demasiado.
Estamos expuestas y expuestos a un continuo bombardeo de mensajes sobre la belleza y sus cánones que, la mayoría de las veces, son inalcanzables (repito, inalcanzables). También, el problema radica en que dichos mensajes se transmiten de forma errónea, puesto que el problema no es estar delgada o guapa todos los días, si no que sea obligatorio serlo. Si sigues redes sociales cuyos mensajes toman otra perspectiva, desde el humor o desde el positivismo y, por el contrario, te bombardean con imágenes de cuerpos más normativos al final también aprendes a aceptar tu cuerpo percibiendo que hay muchos más que parecidos.
En conclusión, ama tu cuerpo sea alto o bajo, gordo o delgado, con celulitis, con estrías o sin ellas, tus michelines y tus canas. Los prototipos de belleza van a seguir existiendo y eso no lo podemos cambiar, lo que sí podemos hacer es cambiar el foco y aprender a tratarlos de forma diferente para sentirnos mejor con nosotros mismos.
Por UPAD Psicología y Coaching