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Asertividad: aprender a decir las cosas

¿Te suena la palabra asertividad? ¿No? Es realmente importante a la hora de relacionarse con las personas que nos rodean de una forma sana.

La asertividad es la capacidad de manifestar un sentimiento, una necesidad o un deseo desde nuestro punto de vista personal sin dañar al otro. Es decir, la asertividad te permite expresarte respetando tus necesidades pero sin herir o atacar a la persona con la que te estás relacionando.

Cuando pensamos en nuestras relaciones sociales, amigos, pareja o familiares, seguro que todos podemos reconocer la importancia de la comunicación. Tener una buena comunicación es vital para poder relacionarse bien con las personas que nos rodean, pero no sólo expresarse con claridad es importante, también lo es ser capaces de reconocer nuestros derechos y saber hacerlos llegar de una forma adecuada.

Las tres formas de relacionarse

Con respecto a nuestra capacidad de expresar emociones, deseos o derechos hay tres maneras de relacionarse:

  • Pasiva. Nos estamos relacionando de una forma pasiva o sumisa cuando no estamos expresando nuestros derechos, emociones o deseos. Cuando actuamos de esta manera no nos estamos respetando a nosotros mismos, aunque respetemos a los que tenemos cerca. Los intereses ajenos son más importantes que los nuestros y no somos capaces de hacer ver nuestro punto de vista.
  • Agresiva. Cuando nos relacionamos de una forma agresiva, en cambio, nos olvidamos del otro. Imponemos nuestro punto de vista sobre el del resto, no hay respeto hacia la otra persona. Intentamos que la otra persona adopte nuestra forma de pensar y lo hacemos invadiendo y censurando sus derechos.
  • Asertiva. Entre los dos extremos anteriores, se encontraría el estilo asertivo. En el que puede verse el punto de vista del otro y respetarse, pero no tiene por qué compartirse, teniendo claros nuestros sentimientos y nuestros deseos. Puede utilizarse para hacernos ver sin intentar ocultar o tapar al otro.

Recuerda tus derechos

Antes de poner en práctica la asertividad debes tener claros cuáles son tus derechos. A menudo no somos asertivos porque creemos que decir que no, por ejemplo, es ser poco considerado. Así que, antes de nada, vamos a repasar algunos de nuestros derechos:

  1. Algunas veces, tienes derecho a ser el primero o la primera.
  2. Tienes derecho a cometer errores.
  3. Tienes derecho a tener tus propias opiniones.
  4. Tienes derecho a cambiar de opinión.
  5. Tienes derecho a decir “no”.
  6. Tienes derecho a no tener que intuir los deseos de los demás.
  7. Tienes derecho a tener tus propias necesidades y que sean tan importantes como las de los demás.

Tener todos estos derechos en mente nos va a resultar de mucha ayuda para poder respetarnos. Recuerda que estos mismos derechos los tiene la otra persona con la que hablas por lo que esa persona va a poder negarte una petición o va a hacerte una crítica. Es libre de poder hacerlo, siempre que lo haga con el respeto que te mereces.

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¿Cómo poner en práctica tu asertividad?

  1. Habla siempre en primera persona: “yo opino, yo siento, yo creo…”.
  2. Mira a los ojos. No tienes por qué desafiar a nadie, pero tampoco esconderte. Muéstrate y mira al otro.
  3. Mantén un tono de voz firme. No es necesario gritar, pero tampoco susurrar o hablar desde el miedo.
  4. Evita los “no sé”. La ambigüedad no va a resultarte de ayuda cuando intentes expresar tu punto de vista. Intenta que tu mensaje sea claro y no deje lugar a dudas.
  5. Recuerda que eres responsable de ti mismo. Te tienes a ti para ayudarte, así que no estás solo.

La próxima vez que se plantee una situación en la que tienes que expresar una opinión diferente a la del otro o no te apetece hacer lo que te dicen, para, respira profundamente e inténtalo. La asertividad va a ser una aliada en muchas situaciones sociales. Relacionarse de una forma sana está al alcance de todos, sólo hay que entrenarse un poco.

Por Raquel Ruíz Juárez

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