Pongo la televisión y veo un anuncio que hablan de una aplicación para conocer gente y echarse pareja, salgo a la calle, quedo con un amigo, y me cuenta que va a conocer a una chica con la que ha hablado a través de otra aplicación, otros le dan a “me gusta” a las cosas que cuelgan sus 200 amigos que tienen en Facebook… y yo ante eso, me pregunto… ¿Dónde están quedando las relaciones sociales de verdad? ¿Dónde está el contacto físico, un abrazo, dos besos…?
Vivimos en la actualidad un boom de las redes sociales donde las personas están absorbidas por una pantalla, donde publican lo que hacen y lo que no, donde se enteran de donde han estado sus amigos, con quien… a través de su móvil, ordenador, Tablet… Están los restaurantes, bares, parques… llenos de gente mirando “su pequeño tesoro” a ver qué es lo que ocurre en otro lugar en el que están en ese momento, sin darse cuenta realmente de lo que se están perdiendo, sin saber disfrutar del aquí y el ahora, del con quién estoy y con quién puedo comunicarme cara a cara.
La tecnología está bien, es un gran avance, pero todo en su justa medida. El ser humano tiene la necesidad de relación, de contacto físico, verbal, gestual… relacionándonos cara a cara podemos disfrutar tanto del lenguaje verbal como del no verbal, tener una comunicación fluida, observando si nuestro emisor o receptor está siguiéndonos en lo que le decimos, si le gusta o no lo que comunicamos, si existe coherencia entre lo que se dice con las palabras y lo que se dice con los gestos… a fin de cuentas deberíamos de preguntarnos si las redes sociales son de verdad “sociales o antisociales”.
No perdamos esa esencia de relacionarnos, porque realmente somos eso, seres sociales, los cuáles estamos hechos para la comunicación entre nuestros iguales. Disfrutemos de ello y dejemos las aplicaciones para un “de vez en cuando”, y no para, “una forma continua de comunicación”, olvidando lo que es el disfrutar de la compañía real del otro, y no de la virtual.
Arancha Hidalgo