El Real Madrid, otra vez campeón de Europa, y ya van 14. Sin embargo, todos estaremos de acuerdo, esta no ha sido una Champions más. Un equipo en transición, con jugadores cerca de la jubilación (algunos no utilizables) y con eliminatorias contra los rivales más difíciles y con proyectos más vigentes que, para colmo, se ponían por delante. Ha sido frecuente ver perplejos a los analistas, casas de apuestas y profesionales, algunos buscando incansables una explicación, otros renegando de ella. Sin embargo, sí que hay una posible explicación. Es más, hay una explicación para que la gente no encuentre esta explicación… y es que la explicación está en la cabeza.
Y es que, a día de hoy, y con la salud mental en la palestra, todavía nos resistimos a darle a la preparación mental el lugar que merece dentro del análisis futbolístico y deportivo. Muchas veces se admite su influencia, pero como la del árbitro, o el rayo de Sol que deslumbró al portero. La psicología, es tan importante como la táctica, la técnica o el físico, es una pata de la mesa tan decisiva como las demás. Y el Real Madrid la ha hecho valer esta temporada, vaya que sí.
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La profecía autocumplida
A diferencia del entorno, los técnicos y jugadores sí tenían el convencimiento de que podían ganar este título, y sí creían que podían marcar dos goles en cinco minutos… y no es una forma de hablar.
Cuando el rival te está acosando, generando innumerables ocasiones, se pone por delante, y tú no estás siendo capaz de salir de tu área… es fácil perder esa creencia, es posible que germine la duda. “¿Y si no somos tan buenos?” “¿tenemos alguna forma realista de ganar este partido?” “¿nos estaremos equivocando en algo?”. En los jugadores del Madrid no germina esa duda porque, aparentemente, no hay duda plantada que pueda germinar. Y es así que Mendy encuentra esos segundos extra para sacar un balón bajo palos, es así que Courtois está siempre preparado para reaccionar. Porque saben que pueden ganar. No. Saben que van a ganar.
Cuando llevas casi al delirio una creencia, al final acaba convirtiéndose en realidad, no por magia o karma, sino porque predispones todos tus recursos físicos y técnicos a la consecución de ese objetivo. Y, a estos niveles, esas pequeñas diferencias sí se notan. Los errores de Donarumma o Mendy, sí parecieron germinar algo en sus equipos. No así el del bloque defensivo del Madrid en el gol de Bernando Silva. El gol anulado a Marcos Alonso supuso una excusa preventiva para el Chelsea. No así el gol anulado a Benzema en la final.
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Cohesión grupal
Otra variable de la que alardean en el Madrid, es de lo sano que es el grupo de trabajo. Un equipo que incluso tiene jugadores en situaciones polémicas, como Bale, Jovic, Isco, Mariano, Hazard… El propio Ancelotti ha afirmado varias veces que una de las claves es la buena predisposición a la suplencia de sus jugadores, el apoyo incondicional al colectivo por encima de todo y, también… que son madridistas. Cuando todos los miembros de un colectivo ponen los objetivos de la institución por encima de los personales, y cuando el humor y el compañerismo crean un clima favorable, todo se pone también a favor de obra. Algunos de los rivales no parecían tener la libertad para confeccionar la plantilla a la que alude Ancelotti, y esto no solo afecta a poner los efectivos óptimos, sino a que el equipo pueda ser más que la suma de las partes.
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Liderazgo
Un líder no es el que más grita o el que más presiona al portero, es aquél que consigue que sus compañeros dirijan sus conductas hacia el lugar adecuado.
Son evidentes las aportaciones de los jugadores jóvenes, una camada de entre 19 y 23 años que comparten vestuario con absolutas leyendas de hasta 36. Veteranos y noveles, de toda la vida. El rol que han tomado Carlo Ancelotti, Karim Benzema, Luka Modric, Casemiro o un recién llegado David Alaba, dirigiendo a los compañeros, guiándolos reforzando sus buenas acciones, animándolos ante los errores, dando ejemplo ellos mismos… Consigues favorecer una situación en la que los jóvenes se sienten seguros para arriesgarse e intentarlo porque se ven cubiertos y protegidos. Véase los exigentes minutos finales que jugó un casi inédito Jesús Vallejo en la vuelta contra el Mánchester City, en una disposición táctica en la que estaba arropado por hasta cuatro compañeros. La confianza hace que su talento y su físico, que se dan por supuesto, ganen los primeros duelos. Y de ahí todo es continuar.
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Conclusión
Cuando decimos que el Real Madrid es peor equipo de fútbol que los rivales, estamos asumiendo que la variable psicológica no es fútbol. Cuando se habla de que el Madrid gana por suerte, estamos ignorando un terreno prioritario en la preparación del deportista. Cuando decimos que no hay explicación, nos estamos condenando a perpetuar que solo unos equipos (o solo uno) jueguen con esta ventaja, como si solo un equipo jugase con preparación física.
Evidentemente, el factor mental es una condición necesaria, pero no suficiente. El Real Madrid es candidato en Europa porque domina suficientemente los aspectos tácticos, y porque sus jugadores tienen grandes recursos técnicos. Pero el Real Madrid es el Rey de Europa gracias a la excelencia y absoluto dominio de las variables psicológicas. Podemos entenderlo y trabajar mejor ese aspecto… o seguir buscando una explicación.
Por Jaime Marcos Redondo