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Locus de control: ¿cómo afecta a los niños en su día a día?

A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a muchas situaciones que se escapan de nuestro control y, por lo general, esto suele causar bastante frustración. En los niños, esto suele ser bastante difícil de gestionar pues no entienden que no todo va a salir como ellos quieren. Sin embargo, hay personas que aún de adultas suelen pasarlo realmente mal antes situaciones incontrolables, y es por eso por lo que con este artículo voy a intentar explicar cómo funcionan, así como formas de poder gestionar este tipo de situaciones.

Locus de control: factores externos e internos

La forma de afrontar los factores externos está condicionada en parte por los factores internos. Estos hacen referencia a las capacidades o habilidades que tienen las personas, preferencias que tiene a la hora de hacer elecciones y en parte su personalidad, en cuanto a la forma particular que esa persona tiene de ver las situaciones, es decir, esa parte subjetiva de la que se habla cuando las personas damos nuestra opinión sobre algo.

Los factores externos hacen referencia al entorno social de la persona, es decir, las personas que le rodean en el trabajo, la familia, las personas con las que se relaciona en el ocio, así como la información que recibe de las redes sociales y los medios de comunicación más cercanos, así como la cultura del país en el que vive, todo esto influye en la persona.

Después de explicar un poco ambos factores, podemos entender que estos influyen en la forma en que la persona afronta la realidad. Los factores internos pueden cambiar en cierta medida, ya que por ejemplo, a pesar de que las capacidades suelen ser algo innato de la persona, siempre se pueden aprender nuevas formas de gestionar las situaciones, y si la forma que tiene la persona de afrontar los acontecimientos le está afectando negativamente esto se puede cambiar para afrontarlo de otra manera, por ejemplo desarrollando diferentes habilidades. Expliquemos esto, si una persona suele tener mucha ansiedad a la hora de afrontar situaciones nuevas puede aprender técnicas que le ayudan a relajarse previamente y afrontarlas con menos ansiedad, o puede aprender a cambiar los pensamientos que se tienen sobre las cosas, debido a que no existe una forma correcta de pensar y se pueden ver las situaciones de muchas formas distintas.

Por otro lado, los factores externos son los que suelen causar bastante malestar, porque hay muchas cosas que se escapan de nuestro control, cómo pueden ser los comportamientos de los demás hacia nosotros, cambios en nuestras vidas que no depende de nosotros, como pueden ser cambios en las fechas de algún acontecimiento importante, que te pierdan la maleta en el aeropuerto, que te arañen el coche, entre otros.

Todo esto son situaciones del día a día que suelen provocar sensaciones desagradables, es por ello por lo que, en adultos, sería interesante trabajar la aceptación, para tratar de aprender a aceptar que ciertos acontecimientos se escapan de nuestro control, así como mencionaba anteriormente, la relajación.

Cómo afecta el locus de control en niños y niñas

Pero centrándonos en los niños, que son los que más problemas suelen tener para gestionar esto, pues están aprendiendo a cómo gestionarse, podría ser interesante ayudarles en este proceso, al presentárselo a través de cuentos o historias que se les cuente, en las cuales se den situaciones en las que un niño, para que se sientan identificados y puedan aplicarlo a ellos, se enfrente a situaciones cotidianas, un ejemplo:

Un niño que esta en el aula, en una clase de matemáticas en el colegio, y esta asignatura se le da especialmente mal, y lo que le sucede es que le han puesto el examen justo el día de su cumpleaños y esto le ha enfadado mucho, y ya no ha prestado atención en el resto de la clase. Al acabar la misma, la profesora se ha acercado a hablar con él, el niño le he dicho que se ha enfadado porque no quiere tener que hacer un examen el día de su cumpleaños y que si puede cambiarlo, a lo que la profesora le ha respondido que en ocasiones en la vida suceden cosas que se escapan de nuestro control y él se ha ido enfadado. Posteriormente al llegar a casa, ha seguido dándole vueltas y ha llegado a la conclusión de que no le va a servir de nada estar enfadado porque el examen va a ser ese día si o sí.

Contarle alguna historia así puede facilitar al niño a cambiar su forma de ver las cosas y poder llegar a entender que no pueden controlar ciertos factores de su vida.

Otra forma de trabajar esto sería con algún tipo de juego, en el que alguna vez “perdiese” para que aprendiese también a experimentar esa sensación y poco a poco ir aprendiendo a cómo gestionarse, para lo que le podemos proporcionar herramientas:

  • Cuando aparezcan estos sentimientos negativos apuntarlos en un papel y romperlo para hacer que estos se modulen.
  • Cuando se frustre ante una situación intentar relajarse y ponerse a hacer otra cosa.
  • Ofrecerle también que hable con alguna otra persona sobre esto para ver otro punto de vista.

En conclusión, todo esto podría ayudar al niño para ir creándose sus propias estrategias para ir aprendiendo a gestionar estas situaciones a lo largo de su vida.

Por Carolina Esteban Fernández

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