La mayoría de las consultas medicas que se realizan tienen como causa directa o indirecta el estrés.
¿Qué es el estrés? El estrés es cuando una persona percibe que las demandas de su entorno superan sus capacidades para afrontarlas con cierto nivel de éxito.
La ciencia psicológica divide el estrés en dos grandes tipologías: distrés y eustrés.
Cuando las situaciones que percibimos como estresantes se mantienen a lo largo del tiempo, pueden dar lugar al distrés y hacer que aparezcan las consecuencias negativas para nuestra salud. Pasar días o semanas en este estado, termina agotando nuestras defensas físicas y psíquicas. Comenzamos a manifestar insomnio, irritabilidad, perdida de control, y incluso síntomas de depresión y ansiedad.
Por otra parte, el eustrés, es el estrés que permite adaptarnos a los cambios, reaccionar rápidamente y con mayor fuerza ante los problemas que debemos enfrentar. Es un estado de excitación positiva que hace que en nuestro cerebro tengan lugar una serie de cambios que nos permiten estar más alertas y ver las cosas con muchísima más claridad. Nos motiva y da energía, aporta esa chispa saludable necesaria para rendir en todas las actividades que emprendemos.
Para convertir el distrés en el eustrés tenemos que aprender a manejar las dificultades y problemas que surgen diariamente de la manera adecuada, comprender que realmente muchas de las situaciones que calificamos como estresantes, no lo son en realidad. Pueden ser caracterizadas como pesadas, laboriosas o indeseadas, pero NO estresantes.
Lo más importante es saber detectar las primeras señales del estrés y detenerlo a tiempo. Por eso, es fundamental descubrir cuales son las causas del mismo y trabajar para eliminarlas:
- Aprender a jerarquizar las prioridades, es la base para eliminar el distrés.
- Aprender a decir “NO” y a comprometernos solo con aquellas promesas que realmente podemos cumplir.
- No postergar la toma de decisiones. Cuanto antes ponemos en practica la decisión tomada, mejor será.
- La actitud proactiva es esencial para combatir el distrés. Nos preocupamos más de lo que ocupamos.
- Aprender a desconectarse de los problemas. Las dificultades del trabajo deben quedarse en la oficina y las del hogar en casa.
- Expresar los sentimientos, hablar sobre los problemas es la mejor forma para encontrar una solución, ya que se abrirán nuevas perspectivas “Dos cabezas piensan mejor que una”!
Por supuesto que no es fácil. Pero con un poco de la disciplina mental ¡podemos conseguirlo!.
Por Antonina Tsykova, estudiante en prácticas de la UNED.