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El as bajo la manga de los jugadores profesionales del póker: conocer los sesgos cognitivos

El póker es uno de los juegos de apuestas más conocidos en todo el mundo. Tal es así que no resulta sorprendente ver en las noticias que un jugador de póker gane un millón de euros solo por ganar un torneo, de hecho el mayor premio entregado en un torneo de póker hasta la fecha fue de 23 millones de dólares. Estas cifras han aumentado el número de jugadores principiantes que intentan llegar hasta la cima, sobre todo empezando en plataformas online apostando tanto dinero real como ficticio. Ahora bien, para poder jugar de la mejor manera, el primer paso es conocer las reglas, conocer distintas estrategias dependiendo de las manos es el segundo, pero el siguiente paso es entender lo que nos ocurre en nuestra propia mente según las situaciones de la partida e incluso en la mente de nuestro rival cuando decidimos tomar una estrategia u otra.

Sesgos cognitivos en el Póker

Para empezar a conocer nuestra mente y la de nuestro rival necesitamos aprender el papel de los sesgos cognitivos en la toma de decisiones. Estos son atajos mentales que nos permiten tomar una decisión en pocos segundos. Al tratarse de un atajo ignoramos una gran cantidad de información importante que nos lleva a tomar una decisión errónea. Ignorar ese atajo no es una tarea fácil, ya que nuestro cerebro tiende a coger este atajo para reducir sus esfuerzos, pero en una partida de póker debemos utilizar todos nuestros recursos para vencer. Para ello, debemos conocer los sesgos cognitivos en la toma de decisiones que existen y darnos cuenta cuando estamos utilizándolos o cuando pueden utilizarlos nuestros rivales.

Primero hablaremos del sesgo de aversión a la pérdida, el cual implica que juguemos pensando en evitar las pérdidas más que en obtener beneficios, aunque tengamos una buena oportunidad para conseguirlos, de esta forma podríamos no aplastar a un rival que se encuentra con muchas menos fichas por miedo a perder la ventaja.

También existe la ilusión de control que nos hace creer que tenemos más control del que realmente tenemos, esto también puede repercutir en la aparición de la adicción al juego. El sesgo de la atención en un foco provoca que nos centremos en un determinado aspecto de la toma de decisiones, ignorando otros aspectos que podrían ser igual de importantes, como centrarnos en conseguir una mano concreta pasando por alto cual es la mano que podría tener el rival con las cartas que hay sobre la mesa.

El sesgo de resultados, que nos hace valorar nuestras jugadas según el resultado y no en su probabilidad, por lo que podemos ver como buena una mala jugada solo porque nos haya hecho ganar una mano. Otro sesgo que también nos perjudica a la hora de valorar nuestros errores es el sesgo de autoservicio, el cual hace que nos atribuyamos los éxitos que obtenemos, pero no los fracasos, los cuales valoramos que se deben a condiciones externas que, supuestamente, no teníamos control. Por último, el sesgo de la perspectiva que hace que nos conformemos con una pequeña ganancia cuando vencemos en una mano y también empeñarnos en recuperar lo más rápido posible si tenemos una pérdida, lo que provoca que ambas situaciones, tanto por ser demasiado prudente con las ganancias o por ser demasiado agresivo al tener perdidas, pueden hacernos desaprovechar oportunidades o por tomar decisiones demasiado arriesgadas, respectivamente.

En este artículo se han mencionado solo los más relevantes para una partida de póker porque, si por algo destacan los sesgos cognitivos es por su gran número. Por eso, quien quiera seguir mejorando en este apartado tiene mucho más por descubrir. Ahora bien, la curiosidad y afición hacia el póker puede ser un arma de doble filo cuando apostamos dinero real, ya que conseguir beneficios puede generarnos una adicción que no seamos capaz de frenar ni cuando solo obtenemos pérdidas, por ello es importante reconocer cuando podemos tener un problema y acudir a un profesional ante los primeros signos de alerta.

Por Vicente Rodríguez Romero-Nivea

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