Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

4 soluciones para superar la ansiedad de septiembre

4 soluciones para superar la ansiedad de septiembre

Septiembre es un mes de cambios, lleno de transiciones que pueden ser emocionalmente desafiantes. Después del descanso del verano, la vuelta a la rutina suele generar una sensación de incomodidad que, en algunos casos, se manifiesta en lo que popularmente llamamos «la ansiedad de septiembre». Este malestar no es casual; surge de la interacción de diversos factores psicológicos, sociales y biológicos que afectan nuestro bienestar.

Ofrecemos cuatro soluciones terapéuticas para afrontar y superar la ansiedad de septiembre, promoviendo así una adaptación más saludable a esta época del año.

· Artículo relacionado: Cómo facilitar a los padres la adaptación al curso escolar

¿Por qué septiembre genera ansiedad?

1. El fin de las vacaciones

El verano es una época de desconexión, relajación y disfrute. Las vacaciones permiten que las personas se alejen del estrés diario, disfruten de más tiempo libre y reconecten con amigos y familiares. En este contexto, el verano representa un paréntesis idealizado en la vida cotidiana, un tiempo de libertad que muchas veces no refleja la realidad de las obligaciones diarias.

Cuando llegan los últimos días de agosto, muchas personas empiezan a anticipar la vuelta a la rutina con una mezcla de nostalgia y ansiedad. Este fenómeno puede explicarse mediante la «teoría de la expectativa-relación». Las expectativas que se generan durante las vacaciones, como vivir sin presiones o responsabilidades, chocan con la realidad del retorno al trabajo o a la escuela, lo que causa una especie de choque emocional. El cerebro, al enfrentarse a esta discrepancia entre expectativas y realidad, reacciona con síntomas de ansiedad, especialmente si la persona no ha logrado desconectar completamente durante las vacaciones o si la vuelta implica afrontar problemas sin resolver.

2. La vuelta al trabajo

El regreso al trabajo tras el verano puede ser un gran detonante de ansiedad, en especial para aquellos que enfrentan entornos laborales competitivos o con altos niveles de estrés. La sobrecarga de tareas pendientes, las expectativas de productividad inmediata y la falta de flexibilidad para readaptarse gradualmente pueden aumentar la sensación de agobio.

En este contexto, la ansiedad surge como una respuesta anticipatoria. Se teme el retorno a largas jornadas, plazos ajustados y, en algunos casos, la falta de control sobre la propia agenda laboral. La «ansiedad anticipatoria» es común en personas que tienden a proyectar negativamente hacia el futuro, sintiendo que no serán capaces de afrontar las demandas que les esperan.

Además, la creciente cultura de la hiperproductividad puede alimentar esta ansiedad. En una sociedad que valora la eficiencia y la rapidez, muchas personas sienten que deben «recuperar el tiempo perdido» durante las vacaciones, lo que genera una presión interna adicional.

3. La vuelta al colegio

La vuelta al colegio en septiembre también es un factor clave en la aparición de ansiedad, tanto en los niños como en los padres. Los estudiantes pueden sentir ansiedad por la incertidumbre de un nuevo curso académico, por las expectativas de rendimiento y por las relaciones sociales en el entorno escolar.

Para los padres, la vuelta al colegio puede ser motivo de preocupación en varios niveles: desde la logística diaria de llevar a los hijos a la escuela, hasta las preocupaciones sobre su bienestar emocional, académico y social. Este cambio en la rutina familiar, con nuevas responsabilidades y la reactivación de un calendario más exigente, puede generar una presión significativa.

La «ansiedad de separación» es común en niños pequeños que deben enfrentarse a nuevos entornos o a la separación de sus padres, mientras que la «ansiedad social» puede presentarse en niños y adolescentes que deben volver a interactuar en un entorno social con reglas, jerarquías y expectativas.

4. Cambio de horario y el impacto en el sueño y descanso

Un aspecto menos obvio, pero importante, es el cambio de horario que trae consigo septiembre. Después de varias semanas de horarios relajados y ritmos circadianos menos estructurados, el cuerpo y la mente se ven forzados a readaptarse a la disciplina de los horarios laborales o escolares. Este ajuste puede generar alteraciones en el sueño, lo que, a su vez, puede aumentar la ansiedad.

El ciclo circadiano, nuestro reloj biológico interno, está estrechamente relacionado con la regulación del estado de ánimo. La interrupción de este ciclo, al intentar volver a un horario estricto de sueño y vigilia, puede generar irritabilidad, fatiga y aumentar la vulnerabilidad a la ansiedad. La falta de sueño o el sueño de mala calidad agravan los síntomas de ansiedad, ya que el cerebro no se recupera adecuadamente.

5. Nuevas responsabilidades y la sobrecarga mental

Con el inicio del nuevo ciclo escolar o laboral, también llegan nuevas responsabilidades. Para muchas personas, septiembre es un mes donde se reevalúan metas, se establecen nuevos proyectos o se asumen tareas adicionales. Esto puede ser visto como una oportunidad para crecer y desarrollarse, pero también puede generar una sensación de sobrecarga mental.

La «ansiedad por la sobrecarga» ocurre cuando el individuo siente que no tiene los recursos internos o externos para hacer frente a las demandas del entorno. Las personas que tienen dificultades para gestionar su tiempo o que tienden a asumir demasiadas responsabilidades son particularmente vulnerables a esta forma de ansiedad. Septiembre, con su lista de nuevas tareas y compromisos, se convierte en un terreno fértil para este tipo de preocupaciones.

· Artículo relacionado: Gestión de la ansiedad laboral con terapia psicológica

Soluciones terapéuticas para superar la ansiedad de septiembre

A pesar de que la ansiedad de septiembre puede parecer inevitable, existen diversas estrategias terapéuticas y herramientas psicológicas que pueden ayudar a manejarla de manera efectiva. A continuación, se presentan cuatro enfoques para reducir el malestar emocional asociado a esta época del año:

1. Mindfulness y reducción del estrés basada en la atención plena

El mindfulness es una técnica psicológica que se ha demostrado eficaz en la reducción de la ansiedad. Se centra en el entrenamiento de la atención plena, es decir, en mantener la atención en el momento presente sin juzgar los pensamientos o emociones que surgen. Esta técnica ayuda a las personas a romper el ciclo de preocupación constante que a menudo alimenta la ansiedad anticipatoria.

Para lidiar con la ansiedad de septiembre, la práctica del mindfulness puede ser especialmente útil para volver a la rutina de forma gradual y consciente, en lugar de reaccionar de manera automática ante el estrés. Dedicar unos minutos al día a la meditación o a la respiración profunda puede ayudar a regular las emociones, mejorar la calidad del sueño y reducir la sobrecarga mental.

2. Terapia cognitivo-conductual

La terapia cognitivo-conductual es una de las intervenciones psicológicas más efectivas para tratar la ansiedad. Esta terapia se basa en la identificación y modificación de patrones de pensamiento distorsionados o irracionales que alimentan el malestar emocional.

En el caso de la ansiedad de septiembre, la terapia cognitivo-conductual puede ayudar a las personas a cuestionar las creencias irracionales sobre su capacidad para hacer frente a las demandas laborales o escolares. Por ejemplo, un pensamiento como «no seré capaz de gestionar mi trabajo este mes» puede ser desafiado y reemplazado por creencias más realistas y útiles, como «he superado situaciones difíciles antes, puedo organizarme para manejar las tareas poco a poco».

Un aspecto crucial de la terapia cognitivo-conductual es que no solo se centra en los pensamientos, sino también en las conductas. La idea es fomentar estrategias de afrontamiento activas, como la planificación y la gestión del tiempo, que ayudan a aliviar la sobrecarga mental.

3. Ejercicio físico regular

El ejercicio físico es una poderosa herramienta para reducir los niveles de ansiedad. El movimiento activa la producción de endorfinas, las llamadas «hormonas de la felicidad», que contrarrestan los efectos negativos del estrés. Además, el ejercicio regular contribuye a mejorar el sueño, reducir la fatiga y aumentar la sensación general de bienestar.

Incorporar ejercicio físico en la rutina diaria es una forma efectiva de mitigar el impacto del estrés en el cuerpo y la mente. Las actividades aeróbicas, como caminar, correr o nadar, son especialmente beneficiosas para combatir la ansiedad. Sin embargo, también se puede optar por disciplinas más suaves, como el yoga o el tai chi, que combinan ejercicio físico con técnicas de relajación y respiración.

4. Establecimiento de rutinas graduales y realistas

La vuelta a la rutina puede ser menos abrumadora si se hace de manera gradual y realista. En lugar de intentar recuperar el «ritmo perdido» de manera abrupta, se recomienda realizar una planificación escalonada de las actividades y tareas. Esto implica priorizar lo más importante, dividir las metas en pasos más pequeños y establecer tiempos de descanso.

El «tiempo de adaptación» es esencial para que el cerebro y el cuerpo se ajusten a las nuevas demandas. Tratar de hacer todo de una vez suele ser contraproducente y aumenta la ansiedad. Al establecer una rutina equilibrada que incluya momentos de relajación y disfrute, las personas pueden enfrentar septiembre con una mentalidad más positiva y menos sobrecargada.

· Servicio relacionado: Desarrollo Personal

La ansiedad de septiembre es una experiencia común que afecta a muchas personas debido a la interacción de diversos factores: la vuelta a la rutina tras las vacaciones, el retorno al trabajo, el inicio del curso escolar, el cambio de horario y las nuevas responsabilidades. Sin embargo, es posible superar esta ansiedad con las herramientas adecuadas.

El mindfulness, la terapia cognitivo-conductual, el ejercicio físico y el establecimiento de rutinas graduales son soluciones terapéuticas efectivas que permiten gestionar el malestar emocional y afrontar septiembre con mayor resiliencia. Al adoptar una actitud proactiva y consciente, es posible transformar este mes de transición en una oportunidad para restablecer el equilibrio y el bienestar mental.

Por UPAD Psicología y Coaching

@upad_pc

Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?