En deporte, la lesión es una experiencia que prácticamente tenemos garantizada y, de la misma forma que la derrota o el error, podemos dejar que nos consuma y desespere o podemos prepararnos para, no solo superarla, sino también para convertirla en enriquecedora. En esta pretemporada de los equipos de la Liga Santander, ya hemos asistido a la grave lesión de Marco Asensio, diamante en bruto del Real Madrid y la Selección Española, con una rotura del ligamento cruzado y del menisco que le hará perderse gran parte de la temporada.
Ahora, su trabajo, su rutina, cambia significativamente. Adiós a los entrenamientos, al balón, a las convocatorias, derbis y clásicos. Hola a las sesiones de rehabilitación, reposo y fisioterapia. Un trabajo físico que es necesario para optimizar la vuelta a su mejor nivel, aunque no suficiente. Por eso, hoy hablamos de 5 aspectos psicológicos implicados en la rehabilitación de lesiones.
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1. La presión
El estrés es un mecanismo del organismo que nos permite afrontar situaciones de máxima exigencia. Ahora bien, si se mantiene en el tiempo o se manifiesta en situaciones en las que no lo necesitamos, podemos considerarlo desadaptativo.
Algunos de los síntomas del estrés son la tensión muscular o el estrechamiento del marco atencional. Esto implica que nuestras condiciones para la recuperación de la lesión no van a ser las ideales sin la adecuada gestión de este fenómeno.
Para ello, existen técnicas de relajación y respiración destinadas a recuperar nuestro nivel de activación óptimo. Dichas técnicas nos ayudarán a reducir los síntomas fisiológicos (tasa respiratoria, cardíaca), pero también los cognitivos, dirigiendo nuestra atención a procesos internos y bloqueando posibles distractores externos.
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2. Las lesiones no le respetan
Los seres humanos estamos limitados por una de nuestras mayores virtudes evolutivas. Nuestras ideas y creencias determinan la realidad en la que vivimos, y estas están encorsetadas por el lenguaje. En este caso, es importante el control de las expectativas y las atribuciones. No es lo mismo vivir en una realidad en la que “la lesión no me respeta” y por eso me lesiono que en otra en la que “puedo hacer todo lo posible por no volver a lesionarme”. La primera realidad determina un mundo en el que no hay percepción de control, estoy condenado a lo que la lesión decida y, por lo tanto, no tiene sentido esforzarme. La segunda abre un camino, nos permite movilizarnos, nos responsabiliza y, por tanto, aumenta nuestras probabilidades de éxito en última instancia. Así, no es lo mismo una realidad en la que la lesión es “una maldición” que en la que sea “una oportunidad de aprender y crecer”. Existen ciertas técnicas cognitivas que pueden ayudar a reestructurar estas frases y, así, estas realidades.
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3. Deporte de hombres, los hombres no lloran
Sea como sea, nuestras creencias, las interpretaciones que hacemos de la situación, desencadena reacciones emocionales. Es normal sentirse triste, furioso, impotente ante situaciones como una grave lesión y, lo primero que hay que hacer con estas emociones es detectarlas, reconocerlas, saber que están ahí. Después, es muy importante normalizarlas y validarlas. Las emociones no se deben justificar, solo se deben sentir. Por mucho que nos digan “no es para tanto” o “no tenemos derecho a enfadarnos” o “¿por eso lloras?”, las emociones están dentro, y esos mensajes no las bloquean. Bloquean la expresión de las mismas, que es precisamente la forma de sacarlas.
El entrenamiento en inteligencia emocional puede ayudarnos a utilizar, cualquier emoción en nuestro propio beneficio, ya que no hay emociones buenas ni malas, solo útiles o no útiles en el contexto en el que se disparan.
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4. Partido a partido
La adhesión al tratamiento requiere de una alta motivación por el mismo. Para ello, es útil reducir nuestro objetivo general (recuperarnos) a pequeños objetivos a corto plazo (el siguiente ejercicio de rehabilitación). Se trata de construir pequeños escalones que nos permitan centrar nuestra atención en ellos en lugar de en el piso de arriba al que queremos llegar. Cada escalón subido nos hará sentir eficaces, y eso será lo que nos dará la motivación necesaria, de modo que, si siempre subo el siguiente escalón, sé que acabaré llegando arriba. Si voy mirando el último escalón, lo más probable es que, o tropiece, o suba con miedo.
Por lo tanto, Asensio tiene que mirar al vecino y tratar su lesión partido a partido.
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5. Siempre positivo
Por último, como decíamos al principio, la lesión es una experiencia de la cual podemos salir más fuertes. Nos otorga resiliencia, resistencia la frustración, conocimientos sobre nuestros físico, sobre nuestra mente…
Por ello, es útil redactar, de vez en cuando, aquellas habilidades deportivas y personales que este episodio nos va ofreciendo, no por autoengañarnos, sino porque nos será más útil.
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Por Jaime Marcos.