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Psicología positiva: ¡Menudo flow tienes!

El vocablo anglosajón flow significa flujo. Hasta que llegué a 4º de carrera para mí esta palabra estaba asociada al baile y al mundo urbano. En este contexto, el flow venía a significar algo similar a una actitud o estado de conciencia que podían adoptar las personas (en mi caso, un bailarín). Cuando una persona tenía flow, “bailaba guay”. Este era como una corriente que viajaba de un punto a otro de nuestro cuerpo, coordinando movimientos fluidos. Durante los años que lidié con el concepto, lo terminé entendiendo como una especie de arte.

Sin embargo, a partir de terminar la carrera descubrí una distinta acepción para el mismo término. El flow dejaba de ser una actitud del bailarín urbano para convertirse en una experiencia, una forma de hacer las cosas y de vivirlas. Me di cuenta también de que yo la había experimentado muchas veces durante toda mi vida (curiosamente, muchas mientras bailaba) y que lo único que estaba haciendo era ponerle un nombre. Mi profesora aquel día nos dijo esto: “Cuando al practicar una actividad estás tan dentro de ella que sientes que el tiempo vuela, estás en flow”. A partir de ahí, un montón de ejemplos vividos inundaron mi cabeza. ¿Os ha pasado lo mismo?

Mihály Csíkszentmihályi, psicólogo muy influyente dentro de la psicología positiva introdujo lo que él llamó “estado de flow” afirmando que:

  • Los seres humanos son felices mientras están ocupados realizando actividades.
  • Son aquellas actividades que suponen un reto e implican la concentración plena, las que aportan verdadera felicidad.

Hablaba de las actividades que se encontraban en un punto intermedio entre la monotonía y el estrés. Si una persona se aburre por la simplicidad de la tarea o se estresa por su exceso de complejidad, no alcanzará nunca este estado de absorción y terminará por abandonar. No será feliz con lo que hace.

Mi flow

Cada uno en su vida diaria se crea un significado propio para las cosas nuevas que aprende, cuando las interioriza. Yo relacioné el arte que era para mí el flow urbano y el estado del que habla Csíkszentmihályi y como resultado obtuve que el flow era como una especie de superpoder. Pero un superpoder al alcance del ser humano. Éste aporta infinidad de ventajas en el desempeño y la vida de una persona, llevándole al mayor estado de bienestar biopsicosocial.

Además, se engloba dentro de la motivación, específicamente de la intrínseca (aquella motivación que proviene del propio individuo). De manera que, el flow, pasaría a ser el estado de máxima motivación intrínseca. Con el flow uno entra en un proceso de retroalimentación en el cuál la propia ejecución de la tarea supone una fuente ilimitada de motivación que empuja a seguir desarrollándola. Este ciclo tiene una amplia transferencia a los diferentes ámbitos de la vida de una persona.

Dentro del deporte, trabajar en flow podría suponer el camino para el desarrollo del máximo rendimiento. La capacidad de dominar este estado y aprender a trabajar dentro de él, podría aportar a los deportistas una motivación añadida ante los diferentes retos que se le presentasen, recogiendo una experiencia muy eficaz de cada uno de ellos y construyendo un aprendizaje fundamental que les posibilite maximizar las probabilidades de éxito en cada paso que den. Yo quiero entender que trabajar en flow, ya es un éxito en sí mismo, por la sensación subjetiva de disfrute subyacente a tal estado.

La receta para el flow

Obtener tan preciado “superpoder”, requiere de una serie de pasos que la persona ha de trabajar. Estos son las características que definen el concepto del que llevamos hablando durante todo el artículo. No solo para los deportistas, sino para todos aquellos que deseen incrementar este tipo de experiencias en sus vidas:

  1. Realiza una actividad que te resulte interesante: y si no es posible, modifícala de manera que aumente tu motivación por ella.
  2. Fíjate unos objetivos alcanzables: como hemos visto antes, estos han de suponer un reto, para que la tarea no sea demasiado fácil, pero deben poder alcanzarse. Si yo me fijo unos objetivos a los cuales con mi esfuerzo consigo llegar, el mismo camino hacia su cumplimiento se convertirá en mi fuente de motivación, entrando así en estado de
  3. Focaliza la atención en la actividad realizada: entrenar la mente en virtud del desarrollo de una concentración plena que ocupe toda la actividad desde principio a fin. Este grado de concentración convertirá la tarea en el aspecto fundamental del presente vivido, de manera que el tiempo volará alrededor de la misma.
  4. Focalízate en el proceso y no en el resultado: el flow genera una retroalimentación de la motivación por realizar una tarea durante su proceso de ejecución. Es decir, se centra en el proceso, en disfrutar de cada uno de los pasos que se dan para alcanzar el objetivo y no tener en mente si este se conseguirá o no.
  5. Disfruta de la experiencia: aprovecha el tiempo empleado, vívelo, aprende de él, deja que éste te inunde de sensaciones gratificantes… Como camino a la felicidad, el flow se basa en el arte de disfrutar con lo que hacemos.

Por Marta Bueno Bonilla

@martabb_94

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