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5 consejos para evitar el hambre emocional durante las fiestas navideñas

Parece algo inevitable, llegan las fiestas y ya damos por hecho que vamos a comer en exceso. Y en realidad esto no debería ser demasiado problemático si sabemos que es algo puntual y que después seguiremos con nuestro menú habitual. Pero lo cierto es que la Navidad despierta en algunas personas emociones de ansiedad, estrés, tristeza… y son estas emociones las que pueden llevarles a caer más de lo habitual en el hambre emocional, seguido de la culpa y la sensación de descontrol. Por esto hoy te traemos una serie de consejos para que puedas sortear de la mejor manera posible los días que tenemos por delante sin que afecte demasiado a tu bienestar emocional.

5 claves para regular tu bienestar emocional durante las Navidades

1. Estabiliza tu estado de ánimo

El hambre emocional en ocasiones es la razón por la que acabamos dándonos un atracón en Navidades. Si ya de por si tienes además, una mala relación con la comida, especialmente con la hiper calórica, con mucha grasa, etc. y la ves como algo prohibido, el estrés, la ansiedad o la emoción negativa que percibas en ese momento, puede llevarte a que acabes comiendo de más y que a posteriori aparezcan los sentimientos de culpa por haber comido eso que consideras “insano”. La comida hace que te distraigas de tus emociones y también actúa como un incentivo o recompensa si te sientes mal o frustrado. En este caso una manera efectiva de intentar equilibrar esa falta de endorfinas, podría ser hacer algo de ejercicio el día en el que tengas el evento navideño, ya sea la cena de Nochebuena, o de los compañeros del trabajo. Esto hará que tengas mejor estado anímico, además de mejorar la concentración, lo que ayudaría a que te dejases llevar menos por tus sensaciones y emociones y tomes mejores decisiones.

2. Se consciente de tus decisiones

Aunque es cierto que la tentación estos días está por todas partes, no puedes echarle la culpa a tus familiares y amigos por tener la casa llena de comida que crees que no deberías comer. Al final del día, lo que comes o no, es tú decisión y tú eliges, en el sentido más amplio de la palabra, qué comer. No es que la situación te lleve a darte un atracón, sino que en ese caso, tú eliges ese comportamiento. Por lo tanto, toma el control de lo que haces e intenta elegir según tus valores y objetivos. Recuperar esa sensación de control sobre lo que sí puedes controlar, te ayudará a regular mejor tus emociones.

3. Planifica

Si sabes que esa noche tienes cena con los amigos del colegio y sabes de antemano que vais a ir a un restaurante de comida americana, un buen truco puede ser conocer las opciones que tienes de antemano, mirando por ejemplo el menú en la web del restaurante. Esto puede ayudarte a tomar decisiones que no te lleven a sentir culpa después de la reunión. A veces, elegimos algo de manera impulsiva según nuestro estado de ánimo, y esto es lo que después genera esa sensación de descontrol y culpa; pero si ya en casa intentas decidir qué vas a tomar esa noche, al menos cuando llegue el momento sabrás que has tomado una decisión consciente.

4. Sigue tu menú habitual el resto del tiempo

Si se te ha ocurrido que saltarte el desayuno o la comida es una buena estrategia para conseguir ahorrarte unas cuantas calorías para la cena de Nochevieja, lamento de decirte que no es una buena idea. Haciendo esto lo único que conseguirás es llegar con más hambre al evento y con el ánimo por lo suelos, y acabes “devorando” esa noche más de lo que te gustaría. En lugar de eso, intenta seguir con tu menú habitual el resto del tiempo, incorporando más vegetales para darle a tu cuerpo los nutrientes que necesita y así evitar los antojos de última hora.

5. Disfruta

La comida no es solo alimento y nutrientes, sino que cumple muchas otras funciones igualmente importantes y saludables para el ser humano a un nivel hedonista, social, cultural… no dejes que centrarte en la función principal de la comida te prive de disfrutar de la compañía de tus seres queridos y permítete disfrutar de eso que solo comes en Navidad, sin culpa y con satisfacción de los momentos compartidos alrededor de la mesa.

En definitiva, “que lo perfecto no sea enemigo de lo bueno”. Vivimos instalados en la cultura de dieta y son estas creencias y concepciones sobre lo que supuestamente está bien o mal, lo que hace que a menudo usemos la comida para calmar nuestras emociones llevándonos este comportamiento a más sentimientos desagradables en lo que se torna en un círculo vicioso. Pero la base de la salud tanto física como mental, debe tender al equilibrio y a la flexibilidad en los diferentes aspectos de nuestra vida, así como aprender a transitarlos desde la amabilidad y la compasión con nosotros mismos.

Por Lucía Rubín


Referencias bibliográficas

  • Van Strien T. (2018). Causes of Emotional Eating and Matched Treatment of Obesity. Current diabetes reports, 18(6), 35. https://doi.org/10.1007/s11892-018-1000-x

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